04.28.2021 - By Rodrigo Llop
“Ah qué razón tenía la abuela” dirás cuando te tomas un tecito de anís y te sobes ese golpe con Iodex del negro, cuando te tomes un caldito de pollo después de estornudar y te frotes cebolla en las axilas y platas de los pies para el insomnio... bueno, eso último me lo inventé yo pero ¿no son así los remedios de los abuelos? Eran sabios, tenían su propia medicina y si curaba ¿o no?... la medicina ancestral.