Lecturas del Bosque

#10 Altazor o el viaje en paracídas (fragmentos Canto II) - Vicente Huidobro


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Mujer el mundo está amueblado por tus ojos

Se hace más alto el cielo en tu presencia

La tierra se prolonga de rosa en rosa

Y el aire se prolonga de paloma en paloma


Al irte dejas una estrella en tu sitio

Dejas caer tus luces como el barco que pasa

Mientras te sigue mi canto embrujado

Como una serpiente fiel y melancólica

Y tú vuelves la cabeza detrás de algún astro


¿Qué combate se libra en el espacio?

Esas lanzas de luz entre planetas

Reflejo de armaduras despiadadas

¿Qué estrella sanguinaria no quiere ceder el paso?

En dónde estás triste noctámbula

Dadora de infinito

Que pasea en el bosque de los sueños


Heme aquí perdido entre mares desiertos

Solo como la pluma que se cae de un pájaro en la

( noche


Te hablan por mí las piedras aporreadas

Te hablan por mí las olas de pájaros sin cielo

Te habla por mí el color de los paisajes sin viento

Te habla por mí el rebaño de ovejas taciturnas

Dormido en tu memoria

Te habla por mí el arroyo descubierto

La yerba sobreviviente atada a la aventura

Aventura de luz y sangre de horizonte

Sin más abrigo que una flor que se apaga

Si hay un poco de viento


Qué me importan los signos de la noche

Y la raíz y el eco funerario que tengan en mi

( pecho

Qué me importa el enigma luminoso

Los emblemas que alumbran el azar

Y esas islas que viajan por el caos sin destino a

( mis ojos

Qué me importa ese miedo de flor en el vacío

Qué me importa el nombre de la nada

El nombre del desierto infinito

O de la voluntad o del azar que representan

Y si en ese desierto cada estrella es un deseo de

( oasis

O banderas de presagio y de muerte


Nacida en todos los sitios donde pongo los ojos

Con la cabeza levantada

Y todo el cabello al viento

Eres más hermosa que el relincho de un potro en

( la montaña

Que la sirena de un barco que deja escapar toda

( su alma

Que un faro en la neblina buscando a quien

( salvar

Eres más hermosa que la golondrina atravesada

( por el viento


Nada se compara a esa leyenda de semillas que

( deja tu presencia

Tu voz hace un imperio en el espacio

Y esa mano que se levanta en ti como si fuera a

( colgar soles en el aire

Y ese mirar que escribe mundos en el infinito

Y esa cabeza que se dobla para escuchar un mur-

( mullo en la eternidad

Y ese pie que es la fiesta de los caminos

( encadenados

Y ese beso que hincha la proa de tus labios

Y esa sonrisa como un estandarte al frente de tu

( vida

Y ese secreto que dirige las mareas de tu pecho

Dormido a la sombra de tus senos

Si tú murieras

Las estrellas a pesar de su lámpara encendida

Perderían el camino

¿Qué sería del universo?



Lo que puede ser el hombre con la palabra no?

Esos son fragmentos del Canto II del Altazor o el viaje en paracaidas, de Vicente Huidobro.

Cómo hablar de esa poesía sin hablar de mi? Es increíble como el arte y la vida se entrelazan. Cómo decía mi profesor Puky Gutierrez, Somos los libros que hemos leído, las músicas que escuchamos, las personas que hemos amado.

Por eso, a veces al hablar de libros que o películas es inevitable terminar hablando de uno mismo.

Porque al contrario de lo que pueda llegar a parecer, leemos y vemos historias, no para escapar de la realidad, sino para encontrarla.

Nuca estuve más de 3 años en ningún colegio. Estuve en diferentes tipos de escuelas, en diferentes ciudades y países. Por lo general no me gustaba mucho ir a clases, con la excepción de dos colegios a los que fui. El primero, se llamaba Técnico Universal Montessori, que fue mi primer colegio, donde jugando uno aprendía desde matemáticas hasta a lavar los platos después de almorzar. Era un lugar maravilloso, donde todo el colegio era como una gran familia. Después pasé por una serie de lugares más tradicionales donde habían pupitres individuales en lugar de mesas grupales, donde había que quedarse quieto en lugar de jugar, y donde se aprendía a multiplicar repitiendo 2x1 2, 2x2 4, 2x3 6. Ni pensar en hacer rondas matutinas, sentados en la alfombra para compartir los sueños de la noche anterior. Parte importante de mi identidad es ser uno de los niños montessori de Miss Mariana.

Por alguna razón tanto en las historias como en la vida, todo termina en una situación parecida a la que comenzó. Tal vez por eso el otro colegio al que me encantó ir, fue donde hice mis últimos 3 años, el Colegio De la Sierra, donde viví sin duda una de las mejores etapas de mi vida, la pasé rodeado de personas de una inconmensurable calidad humana. Tanto los profesores como mis compañeros.

En el De la Sierra, teníamos un excelente profesor de Radio, Abraham Ender, tremendo anarquista que nos ayudó a ser adolescentes. En ese entonces la Radio era un oficio que estaba en decadencia, no se cómo ni porqué el colegio se animó a ofrecer esa materia opcional, pero hoy en día ya vemos como el antiguo oficio de la radio resucita a través de la emergente cultura del Podcast.

También teníamos un profesor de teatro brutal, Jorge Arturo Lora, uno de nuestros mejores actores, que ahora está publicando recomendadísimos relatos, un tipazo que contagia de manera natural la pasión por el arte de contar e interpretar historias.

Por increíble que parezca, también teníamos una materia que se llamaba Creatividad. Y esta no era opcional. Porque si había una cosa que era importante para Alvaro Puente, nuestro querido amigo y director, era que seamos capaces de pensar por nosotros mismos. Una capacidad que muchas veces es poco deseada y por lo tanto difícil de desarrollar en una sociedad como la de Santa Cruz.

El profesor de esta materia era un poeta. Puky Gutierrez. Más tarde Puky también fue mi profesor en la Universidad.

La sala de creatividad estaba llena de todo tipo de dibujos que los alumnos hacían en las paredes, y las actividades de la clase iban desde explicar el significado de nuestros nombres, hasta mostrar a los demás de alguna manera creativa cualquier cosa que nos gustara hacer.

En una clase Pucky nos mostró la pelicula de Eliseo Subiela, El Lado Oscuro del Corazón, (tremenda película) y fue así que conocí a Mario Benedetti, Oliverio Girondo, Vicente Huidrobro, Alejandra Pizarnik, entre otros poetas cuyas poesías llenan los diálogos y la historia de la película.

Altazor o el viaje en paracaídas es considerada la obra máxima del poeta chileno Vicente Huidobro, tiene un prefacio y 7 cantos en los que se narra el vieje de Altazor desde las alturas del cielo, que mientras va cayendo hace su poema. El ritmo y el ímpetu del poema van cambiando conforme a la caída de Altazor, a veces suave y demorado como una hoja cayendo de un árbol, a veces hay pequeñas pausas en las que su paracaídas puede quedar atascado en alguna estrella, y a veces puede ser rápido y violento como una piedra que cae a toda velocidad. Cada canto también tiene diferentes temas, el Canto I por ejemplo es un tanto metafísico, y el canto II, que es el que está en El Lado Oscuro del Corazón, y también aquí en el Podcast, como vimos, es una Oda a la mujer. Elegí fragmentos de ese Canto para compartir porque fue con ese Canto que llegué a conocer el Poema.

En fin, fue así como llegue a conocer a el viaje en paracaidas, ahora espero que como a mí, el vieje de Altazor los ayude y asista a ustedes también en su propio viaje, sea este el que sea, y que se adueñen y usen sus palabras y poesía, porque como dijo el cartero en Il Postino, la poesía no es de quien la escribe, sino de quien la necesita.

Mi nombre es Camilo, un abrazo y hasta la próxima.

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Lecturas del BosqueBy Camilo Vadillo