No voy a repetir que 2023 es un año para olvidar, pero quiero subrayar que concluye en la ignominia; en el oprobio, en la infamia.
Termina con una de las mayores indignidades perpetradas por un presidente de Gobierno español desde que tenemos memoria: la entrega de Pamplona a los proetarras de Bildu.
El PSOE, la podrida organización que lidera el facineroso, claudica ante los terroristas vascos en Navarra, para que su brazo político permita a Sánchez seguir durmiendo en La Moncloa.
Un obsceno cambalache entre un extorsionador, con historial pistolero y secuestrados en la ficha policial y un tipo amoral, enfermo de ambición, cuya codicia le lleva a mercadear con todo aquello que debiera ser el primero en proteger.