Estar completos será algo difícil, sin embargo en Cristo no es imposible. Todo el que vive en un continuo aprendizaje sobre la palabra de Dios, en un conocimiento diario sobre Jesús y su voluntad para agradarlo. Podrá ser completo en él, pues Cristo marca su vida y nada más es suficiente para este individuo, disfrutará de la plenitud de Dios.