En este nuevo episodio de Cara a Cara con Rodner, me siento frente a un personaje que despierta tanta curiosidad como admiración: Prince Julio César. Un hombre que ha sabido reinventarse, abrirse paso en un mundo competitivo y, sobre todo, desafiar las etiquetas con estilo, inteligencia y determinación.

Por primera vez, Prince cuenta cómo un venezolano logró recuperar la franquicia del Miss Cuba para Miss Universo, un hecho histórico que lo llevó de los certámenes regionales en Valencia hasta los escenarios internacionales en Florida. Una historia que combina belleza, controversia y propósito, y que deja claro que cuando hay convicción, ningún sueño es imposible.

Durante esta conversación, Prince repasa los momentos más determinantes de su vida: su infancia marcada por la elegancia de su madre, su paso por el Miss Carabobo, su amistad con Juan Carlos Pineda, su vínculo con Osmel Sousa y su incursión en Miss Earth Venezuela y Miss Polonia. Entre risas, recuerdos y confesiones, deja ver cómo la pasión por la estética se convirtió en su manera de entender el mundo.

También hablamos de los temas que han generado titulares y debates. ¿Cómo consiguió realmente la franquicia del Miss Cuba siendo venezolano? ¿Qué papel tuvieron Osmel Sousa y Emilio Estefan en su historia? ¿Qué hay de cierto en el rumor de los dos millones de dólares? ¿Y cómo ha enfrentado las críticas por la elección de Lina Luaces, hija de Lili Estefan, como Miss Cuba 2025?

Prince responde a todo con elegancia, firmeza y un sentido del humor que desarma. Su relato no es el de un hombre que se defiende, sino el de alguien que ha aprendido a confiar en su trabajo, en su propósito y en su propio brillo. Habla del peso de las críticas, de la exposición pública, de los juicios infundados, pero también de la gratitud que siente por haber construido una carrera desde la autenticidad.

Detrás del glamour y las coronas, hay una historia profundamente humana. La de un niño que aprendió de su madre que la belleza se respeta, que las telas tienen alma y que los sueños se trabajan. La de un joven abogado que cambió los tribunales por las pasarelas. La de un hombre que perdió a sus padres, pero decidió honrarlos llevando siempre consigo el apodo con el que lo llamaban de niño: “Prince”, el principito de su casa.

En este episodio, Prince abre su corazón y muestra su vulnerabilidad con una mezcla de orgullo y ternura. Habla de la disciplina, del respeto, del amor propio y de cómo esas virtudes se convierten en el verdadero secreto del éxito. “Cuando sabes quién eres, nadie puede quitarte tu lugar”, me dijo con una serenidad que solo tienen quienes han atravesado las tormentas y han salido más fuertes.

Al final, esta no es solo una entrevista sobre certámenes de belleza. Es una lección de vida sobre la identidad, el trabajo duro y la libertad de ser uno mismo. Detrás del director del Miss Cuba hay un ser humano que cree en el mérito, en la constancia y en el poder de empezar de nuevo, sin importar cuántas veces te hayan juzgado.

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