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Octubre 4 - Tu Devocional para el día de hoy
"NO LANCEMOS PIEDRAS"
Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes. (Santiago 4:6)
La mujer hallada en adulterio fue traída a Jesús para ser apedreada, la vista de los fariseos se poso sobre Él para poder condenarlo, más el amor de su corazón fue arrollador para enseñarnos sobre el NO JUZGAR; Ninguno de nosotros jamás estaremos libres de pecado como para apedrear, lastimar, juzgar y condenar las vidas de otros, más bien en medio de la caída, cuanto se necesita una mano que levante, un abrazo que restaure y una voz que diga "adelante, tu puedes hacerlo mejor" seamos como Jesús, que en vez de lanzar piedras contra otros, queramos escribir sobre las arenas de su vida, historias nuevas, llenas de gracia, de perdón, y de una nueva visión; No lancemos piedras.
HAZ ESTA DECLARACIÓN!
"Declaro que ayudo a otros a levantarse, que no miro el pecado, el error ni la caída, sino la gracia de Dios, que puede dar una nueva esperanza a todo aquel que la necesita; mi corazón ama, ayuda y levanta, mi corazón es como el de Jesús."
TEXTO BÍBLICO
y Jesús se fue al monte de los Olivos. Y por la mañana volvió al templo, y todo el pueblo vino a él; y sentado él, les enseñaba. Entonces los escribas y los fariseos le trajeron una mujer sorprendida en adulterio; y poniéndola en medio, le dijeron: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo de adulterio. Y en la ley nos mandó Moisés apedrear a tales mujeres. Tú, pues, ¿qué dices? Mas esto decían tentándole, para poder acusarle. Pero Jesús, inclinado hacia el suelo, escribía en tierra con el dedo. Y como insistieran en preguntarle, se enderezó y les dijo: El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella. E inclinándose de nuevo hacia el suelo, siguió escribiendo en tierra. Pero ellos, al oír esto, acusados por su conciencia, salían uno a uno, comenzando desde los más viejos hasta los postreros; y quedó solo Jesús, y la mujer que estaba en medio. Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó? Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más. (Juan 8:1-11)
Así que, los que somos fuertes debemos soportar las flaquezas de los débiles, y no agradarnos a nosotros mismos. Cada uno de nosotros agrade a su prójimo en lo que es bueno, para edificación. Porque ni aun Cristo se agradó a sí mismo; antes bien, como está escrito: Los vituperios de los que te vituperaban, cayeron sobre mí. Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza. Pero el Dios de la paciencia y de la consolación os dé entre vosotros un mismo sentir según Cristo Jesús, para que unánimes, a una voz, glorifiquéis al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo. Por tanto, recibíos los unos a los otros, como también Cristo nos recibió, para gloria de Dios. (Romanos 15:1-7)
By PASTORES EDGAR & BIBI BERNALOctubre 4 - Tu Devocional para el día de hoy
"NO LANCEMOS PIEDRAS"
Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes. (Santiago 4:6)
La mujer hallada en adulterio fue traída a Jesús para ser apedreada, la vista de los fariseos se poso sobre Él para poder condenarlo, más el amor de su corazón fue arrollador para enseñarnos sobre el NO JUZGAR; Ninguno de nosotros jamás estaremos libres de pecado como para apedrear, lastimar, juzgar y condenar las vidas de otros, más bien en medio de la caída, cuanto se necesita una mano que levante, un abrazo que restaure y una voz que diga "adelante, tu puedes hacerlo mejor" seamos como Jesús, que en vez de lanzar piedras contra otros, queramos escribir sobre las arenas de su vida, historias nuevas, llenas de gracia, de perdón, y de una nueva visión; No lancemos piedras.
HAZ ESTA DECLARACIÓN!
"Declaro que ayudo a otros a levantarse, que no miro el pecado, el error ni la caída, sino la gracia de Dios, que puede dar una nueva esperanza a todo aquel que la necesita; mi corazón ama, ayuda y levanta, mi corazón es como el de Jesús."
TEXTO BÍBLICO
y Jesús se fue al monte de los Olivos. Y por la mañana volvió al templo, y todo el pueblo vino a él; y sentado él, les enseñaba. Entonces los escribas y los fariseos le trajeron una mujer sorprendida en adulterio; y poniéndola en medio, le dijeron: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo de adulterio. Y en la ley nos mandó Moisés apedrear a tales mujeres. Tú, pues, ¿qué dices? Mas esto decían tentándole, para poder acusarle. Pero Jesús, inclinado hacia el suelo, escribía en tierra con el dedo. Y como insistieran en preguntarle, se enderezó y les dijo: El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella. E inclinándose de nuevo hacia el suelo, siguió escribiendo en tierra. Pero ellos, al oír esto, acusados por su conciencia, salían uno a uno, comenzando desde los más viejos hasta los postreros; y quedó solo Jesús, y la mujer que estaba en medio. Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó? Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más. (Juan 8:1-11)
Así que, los que somos fuertes debemos soportar las flaquezas de los débiles, y no agradarnos a nosotros mismos. Cada uno de nosotros agrade a su prójimo en lo que es bueno, para edificación. Porque ni aun Cristo se agradó a sí mismo; antes bien, como está escrito: Los vituperios de los que te vituperaban, cayeron sobre mí. Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza. Pero el Dios de la paciencia y de la consolación os dé entre vosotros un mismo sentir según Cristo Jesús, para que unánimes, a una voz, glorifiquéis al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo. Por tanto, recibíos los unos a los otros, como también Cristo nos recibió, para gloria de Dios. (Romanos 15:1-7)