Muchas veces encerramos a Dios en una lámpara mágica, sometiéndolo a nuestros deseos. Liberemos a Dios, pasemos de simplemente creer en Él, y dejemos que tome las riendas de nuestra vida. Todo a su tiempo y en su forma.
Muchas veces encerramos a Dios en una lámpara mágica, sometiéndolo a nuestros deseos. Liberemos a Dios, pasemos de simplemente creer en Él, y dejemos que tome las riendas de nuestra vida. Todo a su tiempo y en su forma.