En este sermón estudiamos Efesios 3:1–4, donde el apóstol Pablo se presenta como prisionero de Cristo Jesús por causa de los gentiles. A través de su ministerio, Dios reveló un misterio que estuvo oculto por siglos: que judíos y gentiles serían coherederos, miembros de un mismo cuerpo y partícipes de la promesa en Cristo por medio del evangelio.
Este misterio, antes desconocido, ahora ha sido manifestado para mostrar la multiforme sabiduría de Dios por medio de la iglesia. La enseñanza nos recuerda que nuestra unidad en Cristo es un regalo de la gracia divina y que estamos llamados a vivirla y proclamarla con fidelidad.