Las mariposas revolotean de un lado a otro en un vuelo errático. No saben a dónde van o porqué, pero aletean y aletean. Son tan ligeras que el mínimo viento es capaz de hacerlas cambiar de rumbo y son tan frágiles que parecieran estar hechas de papel. Sin embargo, ese es su trabajo. Ser hermosas, revolotear para que las admiremos y para que nos preguntemos ¿Qué tanto cambio puede hacer un bicho aparentemente tan frágil?