En enero de 1950 Edith y Julio Cortázar viajaron durante tres meses de Buenos Aires a Europa en el mismo barco, el buque Conte Biancamano, sin conocerse ni presentarse. Luego se encontraron por casualidad en una librería en París, se reconocieron y volvieron a cruzarse en distintos sitios de París. Encontraron que ambos tenían en común los mismos amigos argentinos. Comenzaron una relación que finalizó cuando el escritor regresó a Buenos Aires.