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Un día, el entonces cardenal Bergoglio entró en la catedral de Buenos Aires a despedir a un sacerdote santo. Lo vio con un rosario en las manos y, sin que nadie lo viera, se lo quitó… pero no para quedárselo como recuerdo. Lo hizo mientras murmuraba una súplica: “Dame la mitad de tu misericordia”. Hoy te comparto por qué ese gesto me conmueve tanto… y qué significa para nosotros.
By Rodrigo Fernández de Castro de LeónUn día, el entonces cardenal Bergoglio entró en la catedral de Buenos Aires a despedir a un sacerdote santo. Lo vio con un rosario en las manos y, sin que nadie lo viera, se lo quitó… pero no para quedárselo como recuerdo. Lo hizo mientras murmuraba una súplica: “Dame la mitad de tu misericordia”. Hoy te comparto por qué ese gesto me conmueve tanto… y qué significa para nosotros.