A finales de junio, el senado francés aprobó una pionera ley contra el impacto medioambiental de la industria denominada como “fast fashion”.
¿Qué plantea en concreto esta nueva legislación? Prohíbe la publicidad de este tipo de marcas, impone sanciones a plataformas y en un ítem profundo: introduce ecoimpuestospor prenda.
Francia se convierte en el primer país en regular plataformas que promueven el consumo desechable y acelerado. En otras palabras, tiene una arista ambiental, pero también de mercado. Por ello, la nueva ley se conoce como “anti-Shein”.
En #SinPretexto, María Fernanda Villalobos, consultora en marketing y sustentabilidad, calificó la iniciativa como un avance y que puede tener un gran impacto, “principalmente porque lo que frena es la masividad de la comunicación respecto al fast fashion, frena las campañas publicitarias disminuyendo la compra impulsiva del consumidor masivo”.
La ingeniera comercial por la Usach identificó que la industria del fast fashion se refiere a “todas las prendas de vestir que tienen una durabilidad corta, que se pueden usar unas tres veces y que empiezan a fallar los cierres y costuras. Es una respuesta industrial a la necesidad masiva del consumidor”.