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Entre los muchos lugares sorprendentes de Misiones hoy vamos a mencionar el Teyú Cuaré, en San Ignacio, como un atractivo especial. Este sitio, que fuera tan agreste, aunque poblado y frecuentado en los últimos tiempos, abarca una amplia zona de ese departamento que incluye el Parque Provincial del mismo nombre, y es una zona de selva abigarrada, con mirador sobre el río, desde el cual se tiene un increíble vista panorámica, y el espectáculo de los famosos peñones, como el reina Victoria, que caen verticales sobre las aguas del Paraná.
Con respecto a la denominación de Teyú Cuaré, Miguel Estefañuk, en su Diccionario Geográfico Toponímico de Misiones, nos dice que: “la traducción que se hace generalmente de este vocablo guaraní, como se ve en las guías y publicaciones turísticas es: cueva que ha sido de los lagartos. De Teyú (lagarto) y cuaré ( ex cueva) o lugar donde abundan los lagartos dada la proliferación de lagartijas que se refugian en los escondrijos y oquedades”.Por supuesto, un lugar como este no podía dejar de albergar alguna leyenda indígena, y la que engendrara tiene que ver con un gigantesco lagarto que usaba ese lugar como refugio y agredía a la pasada a los navegantes del Paraná.
En los últimos tiempos el lugar cobró notoriedad al ser difundido por medios nacionales el hecho de que sus montes pudieron haber sido refugio de criminales de guerra al hallarse allí una construcción abandonada, en plena selva, con algunos indicios de ello. Pero sin duda el Teyú Cuaré será por siempre el lugar que se vincule con la memoria de Horacio Quiroga, vecino de San Ignacio entre 1909 y 1936, aunque no de manera continua, y que escribiera los cuentos más famosos sobre la selva misionera.
En una carta a su amigo Martínez Estrada, Quiroga le dice: “hay que ver lo que es la selva del Teyú Cuaré”, donde nadie, fuera de mí, se insinúa jamás.” El agreste lugar tenía para él un atractivo especial, y existen algunas fotografías, tomadas por el mismo Quiroga, desde una embarcación, donde se ven esos peñones que serán protagonistas de varias de sus narraciones. Por ejemplo, en su cuento “El yaciyateré”, incluido en “Cuentos de amor, de locura y de muerte”, se refiere a ellos diciendo: “Estos cerros del Teyú Cuaré, tronchado a pico sobre el río en enormes cantiles de asperón rosado, por los que se descuelgan las lianas del bosque, entran profundamente en el Paraná formado hacia San Ignacio una honda ensenada, a perfecto resguardo del viento sur”; y en una narración muy dramática, titulada, “Los pescadores de vigas”, al contar sobre los esfuerzos de un personaje que lucha con el río para apropiarse de vigas de madera, sueltas en la corriente del Paraná, nos cuenta: “el hercúleo trabajo proseguía, la pala temblaba bajo el agua, pero era arrastrado a pesar de todo. Al fin se rindió y sumó sus últimas fuerzas para alcanzar el borde de la canal, que rozaba los peñascos del Teyú Cuaré…”
Sin duda la zona del Teyú Cuaré, con su salvaje belleza, y su tradición, es uno de los sitios misioneros, dignos de conocer y disfrutar.-
By Rolo CapaccioEntre los muchos lugares sorprendentes de Misiones hoy vamos a mencionar el Teyú Cuaré, en San Ignacio, como un atractivo especial. Este sitio, que fuera tan agreste, aunque poblado y frecuentado en los últimos tiempos, abarca una amplia zona de ese departamento que incluye el Parque Provincial del mismo nombre, y es una zona de selva abigarrada, con mirador sobre el río, desde el cual se tiene un increíble vista panorámica, y el espectáculo de los famosos peñones, como el reina Victoria, que caen verticales sobre las aguas del Paraná.
Con respecto a la denominación de Teyú Cuaré, Miguel Estefañuk, en su Diccionario Geográfico Toponímico de Misiones, nos dice que: “la traducción que se hace generalmente de este vocablo guaraní, como se ve en las guías y publicaciones turísticas es: cueva que ha sido de los lagartos. De Teyú (lagarto) y cuaré ( ex cueva) o lugar donde abundan los lagartos dada la proliferación de lagartijas que se refugian en los escondrijos y oquedades”.Por supuesto, un lugar como este no podía dejar de albergar alguna leyenda indígena, y la que engendrara tiene que ver con un gigantesco lagarto que usaba ese lugar como refugio y agredía a la pasada a los navegantes del Paraná.
En los últimos tiempos el lugar cobró notoriedad al ser difundido por medios nacionales el hecho de que sus montes pudieron haber sido refugio de criminales de guerra al hallarse allí una construcción abandonada, en plena selva, con algunos indicios de ello. Pero sin duda el Teyú Cuaré será por siempre el lugar que se vincule con la memoria de Horacio Quiroga, vecino de San Ignacio entre 1909 y 1936, aunque no de manera continua, y que escribiera los cuentos más famosos sobre la selva misionera.
En una carta a su amigo Martínez Estrada, Quiroga le dice: “hay que ver lo que es la selva del Teyú Cuaré”, donde nadie, fuera de mí, se insinúa jamás.” El agreste lugar tenía para él un atractivo especial, y existen algunas fotografías, tomadas por el mismo Quiroga, desde una embarcación, donde se ven esos peñones que serán protagonistas de varias de sus narraciones. Por ejemplo, en su cuento “El yaciyateré”, incluido en “Cuentos de amor, de locura y de muerte”, se refiere a ellos diciendo: “Estos cerros del Teyú Cuaré, tronchado a pico sobre el río en enormes cantiles de asperón rosado, por los que se descuelgan las lianas del bosque, entran profundamente en el Paraná formado hacia San Ignacio una honda ensenada, a perfecto resguardo del viento sur”; y en una narración muy dramática, titulada, “Los pescadores de vigas”, al contar sobre los esfuerzos de un personaje que lucha con el río para apropiarse de vigas de madera, sueltas en la corriente del Paraná, nos cuenta: “el hercúleo trabajo proseguía, la pala temblaba bajo el agua, pero era arrastrado a pesar de todo. Al fin se rindió y sumó sus últimas fuerzas para alcanzar el borde de la canal, que rozaba los peñascos del Teyú Cuaré…”
Sin duda la zona del Teyú Cuaré, con su salvaje belleza, y su tradición, es uno de los sitios misioneros, dignos de conocer y disfrutar.-