Nuestra capacidad para encontrar justificación a todo lo que hacemos no tiene límites. Explicamos lo inexplicable ¿verdad? Muchas veces nos justificamos utilizando incluso la Biblia. Debemos por eso prestar una más esmerada atención al leer la Biblia. Evitar hacerlo con las lentes de lo que la moralidad y la religión han querido establecer para su propio beneficio. La Biblia no está ahí para demostrar lo malos que son los demás. La Biblia nos muestra nuestro propio pecado. Los crímenes más repugnantes que podamos imaginar proceden de nuestro propio corazón. Podemos de hecho destrozar la vida de nuestros semejantes solamente con nuestras palabras como decía el propio Jesús. Creemos que por introducir convenientemente el nombre de Dios en nuestro discurso, claro, vamos así a justificar cualquier cosa. Incluso aquello que es contrario a la propia palabra de Dios. Lo vemos una y otra vez por lo que uno nunca deja de sorprenderse. Incluso en aquellos que con orgullo se declaran fervientes amantes de la sana doctrina, aquellos que juzgan cualquier tipo de desviación con el más estricto rigor. A ellos también los vemos caer en el mismo error, común a todos los demás.... Podcast de Jose de Segovia sobre Segundo libro de Samuel, Cap. 4