Sabéis ya cuál es nuestro tema favorito, ¿verdad? Nos encanta ser el centro de atención y que todo gire alrededor de nosotros. Si quieres tener a alguien hablando sin parar a tu lado, sólo tienes que pedirle que te hable de él. Puedes pasar así las horas muertas, sin tener que hacer más esfuerzo que escucharle hablar de lo que le interesa, de lo que opina o de aquello a lo que se dedica. Estamos siempre centrados en nosotros mismos y por eso somos tan predecibles. Nunca nos cansamos de hablar de estos temas y eso claro explica que nunca pensemos en los demás. Si es difícil encontrar a alguien que piense en los demás, mucho más lo es encontrar a alguien que piense en su creador. ¿Por qué hacerlo si todo el mundo dice que Dios ha muerto? ¿verdad? El texto que vamos a ver hoy es por eso extremadamente sorprendente porque aquí vemos a alguien que hace justo lo opuesto a lo que podemos esperar de alguien. Tan extraño que uno podría considerarlo extraordinario; algo que depende en buena medida de si hemos sido capacitados de forma providencial. Son personas con una enorme capacidad de equivocarse y que, sin embargo, en ocasiones terminan haciendo algo sobrenatural. Ya hemos visto a Elí, Samuel y al rey David pero hoy veremos también al profeta Natán.... Podcast de Jose de Segovia sobre Segundo libro de Samuel, Cap. 7 1-17