La oración es el termómetro que revela la temperatura de la iglesia. Antes del avivamiento, las iglesias en las Hébridas eran normales, buena doctrina, buenos creyentes, buenas enseñanzas. Pero estaban estancados, sin conversiones, vacíos. Pero cuando llegó la operación del Espíritu Santo, se dijo que la gente sentía que incluso las rocas gritaban: "CORRE, CORRE A CRISTO". Los jóvenes que antes solo querían ver películas, ir a bailes y en bares, ahora solo querían orar y recibir la Palabra de Dios. Las licorerías cerraron sus puertas porque ya nadie compraba bebidas. Las cárceles quedaron vacías porque no había más crímenes. Un periodista vino a ver y testificó que las reuniones de oración eran las más concurridas. Hoy es la más despreciada. Allí, creían que cualquiera a quien no le gustara una reunión de oración no se lo consideraba como cristiano, o no era más cristiano que el diablo. La gente venía en autobuses, furgonetas, camiones y automóviles. Eran transformados y regresaban a sus lugares testificando de Cristo. Dios irá delante de nosotros; enderezará nuestros caminos; romperá las puertas de bronce; destrozará las barras de hierro; Nos dará tesoros escondidos y el mundo sabrá que Dios es poderoso y que nos llama por nuestro nombre. Isaías 45: 2,3. Misionero Geraldo Nunes, Santa Cruz, Bolivia, viernes, 3/7/2020