Deberíamos reconocer que ningún ser humano es dueño de la verdad absoluta ni completa, que más bien, tal cual las dos caras de una moneda conviene considerar al menos dos posturas distintas para comprender mejor y más objetivamente, un asunto.
Deberíamos reconocer que ningún ser humano es dueño de la verdad absoluta ni completa, que más bien, tal cual las dos caras de una moneda conviene considerar al menos dos posturas distintas para comprender mejor y más objetivamente, un asunto.