Cuando te das cuenta de que es tu intento de controlar la situación, creyendo/esperando que algo concreto suceda, estás en modo lucha, no te estás dejando ir y sufres; primero, porque no estás viviendo realmente el presente y, segundo, porque no aceptas lo que ocurre. Hay que llegar hasta los pensamientos que hacen que creas que tienes el control, que te hacen crear expectativas, para desmontar el mecanismo que te hace sufrir.