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En este episodio de Lunes de Nuevas Misericordias, reflexiono sobre un mover poderoso de Dios que vivimos en mi iglesia local. Lo que comenzó como un bautismo programado terminó con seis almas bautizadas en el nombre de Jesús. ¡Toda la honra y gloria sean para Él!

A raíz de ese momento tan especial, sentí del Señor compartir algunos pensamientos personales sobre algo que escuché recientemente en la radio cristiana y en las redes sociales: la diferencia entre ser ungido y ser aprobado por Dios. ¿Puede alguien tener un don y unción, pero aún así no contar con la aprobación de Dios? ¿Y por qué ambas cosas son importantes?

Oro que este devocional breve te anime a caminar en alineación con Dios—no solo operando en tu don, sino viviendo una vida de sumisión, compromiso y obediencia. Recuerda: Dios no solo usa al que tiene el don, sino al que está sometido.