MEMORIAS DE RONDA

Nº 167 MEMORIAS DE RONDA - LA IGLESIA MAYOR DE RONDA “Las obras finales del siglo XVIII”


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En su magnífico trabajo publicado en el nº 38 de la Revista Baética, Miguel Soto Garrido nos hace un recorrido por los avatares durante todo este tiempo, que la principal iglesia de Ronda sufrió, aclarándonos la confusión repetida, a lo la largo de los años, de la fecha del terremoto de 1580, habido en Lisboa, que para nada afectó a Ronda, con el de 1680, acaecido en Málaga y que sí dañó gravemente a la Iglesia Mayor rondeña. Así como las dificultades por las que pasó la ciudad para financiar las obras necesarias tras la tragedia. Por lo que los munícipes se plantearon diversas fórmulas en la búsqueda de fondos económicos: nuevos arbitrios locales, cuya gestión no se llevó con acierto y, por tanto fracasó, y recabar parte del diezmo eclesiástico, a lo que el obispado se negó en rotundo, incluso a nivel local tampoco cuajó la idea, porque, no sin razón, se trataba de desvestir a un santo o a varios para vestir a otro. Lo que hizo exclamar al propio beneficiado y presidente de la iglesia de la Encarnación la célebre frase para la historia de Ronda: “era vigor pretender reedificar un templo muerto con el atraso y destrucción de los templos vivos”.
Finalmente, en 1700, se acordó sacar las obras de la iglesia a pregón o concurso público; la adjudicación de la obra no fue acertada debido al incumplimiento de los términos y plazos estipulados en la escritura. Pero no solo quedaba ahí la cosa, sino que además la obra realizada presentaba graves defectos. Todo acabó con el embargo y venta de los bienes del maestro adjudicatario y con sus huesos en la cárcel. La conclusión de la fábrica de. Ala iglesia se hacía interminable, tras un largo y variado periodo de infortunios, no se consejería hasta finales de XVIII.
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MEMORIAS DE RONDABy Faustino Peralta Carrasco