Ya en el episodio anterior pasamos a describir las partes de la Iglesia Mayor y los diferentes estilos que contiene la arquitectura del templo, tanto en el interior como en su exterior, debido a lo prolongada de su construcción que duró dos siglos. No habiendo podido llegar a la categoría de catedral, como ya apuntamos, la iglesia quedó como Real Colegiata, dotada del cuerpo de Beneficiados que pervivió hasta el año 1924, en que murió el último Beneficiado, don Juan Cabrera.
Pues bien, existen un buen número de elementos ornamentales y artísticos muy interesantes y de gran valor que se encuentran en el interior del templo como: los distintos altares alrededor del mismo, en el que destaca el Alta Mayor, en la parte renacentista. El altar de Ntra. Sra. de Gracia, imagen traída de su ermita en el barrio de San Francisco. El altar de la Virgen de la Cabeza, imagen que todos los años sale de Romería desde el siglo XVIII. El altar del Sagrado Corazón, donde se encontraba, junto al baldaquino, el retablo de Nª Sª de los Ángeles. El altar de Nuestra Señora de la Luz, antiguo de San Juan de. Dios, que perteneció a la antigua capilla de la Caridad del Hospital de los Reyes Católicos, hoy desaparecido; a igual que el altar de San Antonio.
Opuesto al Alta Mayor, en la parte gótica, se encuentra el Altar del Sagrario, de estilo barroco de finales del siglo XVIII. El fresco del pintor rondeño José de Ramos de 1798, de San Cristóbal, patrón de Ronda. El altar en el que hoy se sitúa el Simpecado de la Virgen del Rocío. El retablo de Ntra. Sra. del Mayor Dolor, atribuida por unos a Montañés y por otros a “La Roldana” (s. XVII), una de las joyas más preciadas de la imaginería rondeña. El altar de San José, que se realizó en Granada y se colocó en el año de 1950. Otro altar de la iglesia es el de Nº Padre Jesús de la Salud y María Santísima de. la Amargura, pertenecientes a la popular Hermandad de. los Gitanos de Ronda.
En el centro de la iglesia, entre la parte gótica y renacentista, se encuentra el Coro, un grandioso mueble tallado en dos alturas, donde se sentaba el cabildo eclesiástico para realizar sus cantos. En el trascoro, fue colocado en el año 2000 un grandioso retablo en bronce, de extraordinario valor artístico, compuesto por 14 relieves que representan cada paso o estaciones del Vialucis Mariano, obra del escultor sevillano Paco Parra. Y a destacar también los murales de la pintora francesa Raymonde Pagégie; así como la lámpara del Centenario, realizada en 1994 para conmemorar el Año del Centenario de la Beatificación de Fray Diego José de Cádiz.