Poco a poco ha ido llegando a muchos países la fiesta de Halloween. Tanto en sus orígenes como en su forma más reciente tiene, de fondo, un componente de miedo ante la muerte. El modo en que los cristianos miran a esa misma realidad no está marcado por el miedo, sino por la esperanza. La solemnidad de Todos los Santos nos habla, precisamente, de la Resurrección. Lo dice san Pablo y lo recuerda la segunda sinfonía de Mahler: nada de lo que hemos hecho (o sufrido) es en vano...