Esta semana, vamos a hablar sobre la presencia de Dios que viene a una región. Vamos a hablar sobre lo que significa construir altares en una región donde la presencia de Dios irrumpe y transforma todo.
Pero la realidad es que el cristiano típico raramente eleva su visión más allá de sus propias preocupaciones hacia lo que Dios quiere hacer en su ciudad o su área, pero todos los aprendices que Jesús levanta se preocupan por atraer elementos clave a su región.
No hay forma de escapar del clamor desesperado por Dios. Todos clamamos a Dios. Romanos dice: "toda la creación gime a una, como con dolores de parto hasta ahora" (8:22).
Cuando construimos casas para aislarnos de los clamores de nuestros vecinos, nuestras propias casas clamarán. La buena noticia es que cuando somos honestos acerca de nuestra desesperada necesidad de Dios —cuando no nos escondemos de nuestros vecinos sino que nos unimos a ellos para clamar juntos a Dios— Dios vendrá.
Queremos que el clamor de nuestra región sea: "Dios, te queremos aquí".