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Los iraníes se enfrentan a unas elecciones presidenciales inesperadas y cruciales este 28 de junio, definidas luego de la inesperada muerte del mandatario Ebrahim Raisi en un accidente de helicóptero en mayo de 2024. Estos comicios anticipados no solamente determinarán al próximo líder del país, sino que también serán una prueba significativa para las políticas internas y externas de Irán, en un contexto de tensiones regionales y descontento social. Analizamos los comicios iraníes en esta edición de El Debate.
Las elecciones se llevan a cabo con únicamente cuatro candidatos en la contienda, después que dos de los seis iniciales se retiraran el 27 de junio. Entre los que permanecen, se destaca el reformista Massoud Pezeshkian, favorito en las encuestas y aliado del expresidente moderado Hassan Rouhani. Pezeshkian es el único candidato moderado aprobado por el Consejo de Guardianes, un panel de clérigos y juristas de línea dura supervisado por el líder supremo, el ayatolá Ali Jamenei.
Pezeshkian, médico de profesión y exministro de Salud durante la administración del presidente reformista Mohammad Khatami (2001-2005), ha criticado abiertamente la falta de transparencia del gobierno respecto a la muerte bajo custodia de la joven kurda-iraní Mahsa Amini en septiembre de 2022. Este incidente provocó disturbios y una fuerte condena internacional, situando a Pezeshkian como una figura relevante para aquellos que buscan cambios en la política iraní.
Leer tambiénLos iraníes acuden a las urnas con la mirada en la economía y con un reformista entre los favoritos
El estado de la economía es el tema prioritario para el próximo mandatario. Irán enfrenta condiciones económicas precarias, exacerbadas por la promesa incumplida que el acuerdo nuclear de Teherán abriría el país al mundo. A esto se suman la represión contra las mujeres por el uso obligatorio del velo y un descontento generalizado en las calles. Estos factores han llevado a una apatía electoral significativa, con un alto porcentaje de abstención previsto.
Las elecciones también tienen lugar en medio de tensiones regionales. Irán está involucrado en conflictos con sus vecinos, apoyando a Hezbolá en el Líbano y a Hamás en la Franja de Gaza, con Israel como rival común. Estas tensiones se intensificaron con un ataque directo de Irán a Israel el 14 de abril, marcando un momento crítico en las relaciones internacionales de la República Islámica.
Aunque el cargo de presidente es de alto perfil, el verdadero poder en Irán reside en el líder supremo, el ayatolá Jamenei, quien controla todas las ramas del gobierno, el ejército, los medios de comunicación y la mayoría de los recursos financieros del país. Antes de su muerte, Raisi era considerado un potencial sucesor de Jamenei, de 85 años. Ahora, el próximo presidente podría jugar un papel crucial en la eventual elección del sucesor del ayatolá, influyendo en la futura dirección del país.
Leer tambiénCierra campaña presidencial en Irán en medio del temor a un alto abstencionismo
Pese a la apatía electoral, estas elecciones representan una oportunidad para que los iraníes expresen su descontento a través del voto.
Si ningún candidato obtiene al menos el 50% más uno de los votos emitidos, se realizará una segunda vuelta entre los dos candidatos con más votos. La historia reciente muestra una disminución en la participación electoral, con Raisi alcanzando el poder en 2021 con una participación del 49%; una caída significativa desde el 70% en 2017 y el 76% en 2013.
En esta edición de El Debate, analizamos las elecciones presidenciales en Irán con la ayuda de nuestros invitados:
- Catalina Gómez Ángel, corresponsal de France 24 en español.
- Manuel Férez, especialista en minorías de Medio Oriente y Cáucaso de la Universidad Alberto Hurtado de Santiago de Chile.
By FRANCE 24 Español4.5
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Los iraníes se enfrentan a unas elecciones presidenciales inesperadas y cruciales este 28 de junio, definidas luego de la inesperada muerte del mandatario Ebrahim Raisi en un accidente de helicóptero en mayo de 2024. Estos comicios anticipados no solamente determinarán al próximo líder del país, sino que también serán una prueba significativa para las políticas internas y externas de Irán, en un contexto de tensiones regionales y descontento social. Analizamos los comicios iraníes en esta edición de El Debate.
Las elecciones se llevan a cabo con únicamente cuatro candidatos en la contienda, después que dos de los seis iniciales se retiraran el 27 de junio. Entre los que permanecen, se destaca el reformista Massoud Pezeshkian, favorito en las encuestas y aliado del expresidente moderado Hassan Rouhani. Pezeshkian es el único candidato moderado aprobado por el Consejo de Guardianes, un panel de clérigos y juristas de línea dura supervisado por el líder supremo, el ayatolá Ali Jamenei.
Pezeshkian, médico de profesión y exministro de Salud durante la administración del presidente reformista Mohammad Khatami (2001-2005), ha criticado abiertamente la falta de transparencia del gobierno respecto a la muerte bajo custodia de la joven kurda-iraní Mahsa Amini en septiembre de 2022. Este incidente provocó disturbios y una fuerte condena internacional, situando a Pezeshkian como una figura relevante para aquellos que buscan cambios en la política iraní.
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Las elecciones también tienen lugar en medio de tensiones regionales. Irán está involucrado en conflictos con sus vecinos, apoyando a Hezbolá en el Líbano y a Hamás en la Franja de Gaza, con Israel como rival común. Estas tensiones se intensificaron con un ataque directo de Irán a Israel el 14 de abril, marcando un momento crítico en las relaciones internacionales de la República Islámica.
Aunque el cargo de presidente es de alto perfil, el verdadero poder en Irán reside en el líder supremo, el ayatolá Jamenei, quien controla todas las ramas del gobierno, el ejército, los medios de comunicación y la mayoría de los recursos financieros del país. Antes de su muerte, Raisi era considerado un potencial sucesor de Jamenei, de 85 años. Ahora, el próximo presidente podría jugar un papel crucial en la eventual elección del sucesor del ayatolá, influyendo en la futura dirección del país.
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