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“Así como las montañas rodean a Jerusalén, así rodea el Señor a su pueblo, ahora y siempre.” Las montañas no se “mueven” sino fuera porque la tierra misma se mueve. Es decir, debe existir una fuerza tan grande como ellas para que cambien de lugar. En consecuencia, si el Señor es nuestra confianza todo lo demás está en buenas manos. No hay fuerza mayor a su amor y fidelidad.
By iglesiatome“Así como las montañas rodean a Jerusalén, así rodea el Señor a su pueblo, ahora y siempre.” Las montañas no se “mueven” sino fuera porque la tierra misma se mueve. Es decir, debe existir una fuerza tan grande como ellas para que cambien de lugar. En consecuencia, si el Señor es nuestra confianza todo lo demás está en buenas manos. No hay fuerza mayor a su amor y fidelidad.