Pedro Sánchez mantendrá el embargo de armas a Israel e insiste en que Benjamin Netanyahu sea juzgado por crímenes de guerra ante la justicia internacional, apenas horas después de firmarse el histórico acuerdo de paz en Gaza. Tras su vuelta de la cumbre de El Cairo, el presidente español declaró en la Cadena SER a Angels Barceló que "una cosa es la paz y otra la impunidad".
España vetará también las importaciones procedentes de los territorios ocupados de Cisjordania, marcando un precedente como primer Estado miembro de la Unión Europea que adopta formalmente esta medida. Esta decisión representa una escalada en la confrontación diplomática con Israel apenas 48 horas después del acuerdo de paz.
Sánchez habló de una "ventana de oportunidad para construir la paz" y presentó la reconstrucción de Gaza como un compromiso que España quiere liderar internacionalmente. El presidente reclamó caminar hacia la solución de los dos Estados y pidió específicamente no olvidar Cisjordania en las futuras negociaciones de paz.
Fuentes del propio Gobierno admiten privadamente que el embargo español tiene más carga simbólica que efecto material real debido a las numerosas cláusulas legales que permiten saltárselo. Sin embargo, subrayan que la decisión sobre productos de asentamientos israelíes sí marca un precedente jurídico importante en el ámbito europeo.
La postura de Sánchez contrasta radicalmente con la de la mayoría de líderes mundiales que celebraron el acuerdo de paz sin añadir condiciones adicionales. El presidente español aprovecha el momento para radicalizar su posición antiisraelí, alejándose de la línea de Estados Unidos y la mayoría de países europeos que respaldaron el acuerdo alcanzado por Trump.