Dejar de fumar sigue siendo un desafío importante: solo el 30% de quienes lo intentan utilizan ayuda médica, y el 65% recaen en los primeros tres meses. En este contexto, la Vareniclina se consolida como uno de los tratamientos más eficaces, triplicando las probabilidades de éxito tras un año de uso. Este medicamento, recientemente comercializado como genérico por Laboratorios Normon, ya lleva casi una década utilizándose con otras marcas y cuenta con una sólida evidencia clínica que respalda su seguridad y efectividad.

Los efectos secundarios son generalmente leves y controlables: náuseas, molestias estomacales, sueños vívidos, cefaleas y sequedad bucal. Estos síntomas suelen disminuir con el tiempo o pueden mitigarse ajustando el horario de las tomas o acompañando el medicamento con alimentos.

Más allá del tratamiento farmacológico, la voluntad y el compromiso del paciente siguen siendo factores decisivos para lograr el éxito. Dejar de fumar no solo mejora la salud física —mayor capacidad pulmonar, mejor sabor y olfato, menos fatiga—, sino que también refuerza la autoestima y el bienestar emocional, generando un efecto positivo en el estilo de vida.

Sin embargo, los datos revelan un problema estructural: la mayoría de fumadores no acceden a estos recursos, pese a su eficacia probada. Los expertos reclaman mayor implicación de las autoridades sanitarias, para facilitar el acceso al tratamiento y promover programas combinados que integren apoyo farmacológico, psicológico y cognitivo, lo que podría reducir significativamente las recaídas y aumentar las tasas de abandono exitoso.

En este episodio de Plaza al Día hablamos con Noa Rey, farmacéutica experta en tabaquismo y miembro de la Junta Directiva del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo, sobre cómo funciona este fármaco, cuáles son sus efectos secundarios más habituales, y qué papel sigue jugando la fuerza de voluntad en el proceso de abandonar el tabaco.

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