
Sign up to save your podcasts
Or


Y es aquí donde se impone el análisis profundo, porque el derrumbe de la aventura guinda de Yunes no fue un rechazo ideológico. Fue una pelea de tribus. Nahle le dejó claro a Morena nacional que Veracruz es su feudo, y que nadie —ni siquiera un converso útil— se salta a la jefa. Morena, ese partido que vende unidad en los discursos pero practica la ley del más fuerte en los pasillos, vuelve a demostrar que es igual que todos los demás: un nido de ambiciones, donde los principios son solo hashtags y el poder se reparte a golpes.
Morena no es un partido, es un reality show disfrazado de movimiento social. Un nido de ambiciones donde los ratones se creen halcones, un lugar donde los chacales se visten de ovejas, y todos —absolutamente todos— tienen un cuchillo bajo el chaleco guinda. En Morena no hay ideología, solo hashtags: #Unidad4T (pero solo si me conviene), #HonestidadValiente (excepto con mis enemigos), #ElPuebloManda (el pueblo = yo y mis cuates), #LlegamosTodas (siempre y cuando no sean violadas o asesinadas por alguno de mis amigos).
Los principios en Morena duran lo que un tweet de Noroña: ardiente, efímero, estúpido y olvidado al primer comentario incómodo. ¿Abrazos, no balazos? Sí, pero solo hasta que alguien más conveniente al 'movimiento' quiera tu curul. ¿Primero los pobres? Claro, pero primero los pobres… de mis amigos.
By El ReporteroY es aquí donde se impone el análisis profundo, porque el derrumbe de la aventura guinda de Yunes no fue un rechazo ideológico. Fue una pelea de tribus. Nahle le dejó claro a Morena nacional que Veracruz es su feudo, y que nadie —ni siquiera un converso útil— se salta a la jefa. Morena, ese partido que vende unidad en los discursos pero practica la ley del más fuerte en los pasillos, vuelve a demostrar que es igual que todos los demás: un nido de ambiciones, donde los principios son solo hashtags y el poder se reparte a golpes.
Morena no es un partido, es un reality show disfrazado de movimiento social. Un nido de ambiciones donde los ratones se creen halcones, un lugar donde los chacales se visten de ovejas, y todos —absolutamente todos— tienen un cuchillo bajo el chaleco guinda. En Morena no hay ideología, solo hashtags: #Unidad4T (pero solo si me conviene), #HonestidadValiente (excepto con mis enemigos), #ElPuebloManda (el pueblo = yo y mis cuates), #LlegamosTodas (siempre y cuando no sean violadas o asesinadas por alguno de mis amigos).
Los principios en Morena duran lo que un tweet de Noroña: ardiente, efímero, estúpido y olvidado al primer comentario incómodo. ¿Abrazos, no balazos? Sí, pero solo hasta que alguien más conveniente al 'movimiento' quiera tu curul. ¿Primero los pobres? Claro, pero primero los pobres… de mis amigos.