El fin de toda discusión es el mismo; siempre tendré la razón, no importa lo que pase, o lo que diga el otro..
La prudencia tiene que ver con hablar menos y escuchar más.
Normalmente cuando estamos enojados nos da por pronunciar unas palabritas de más... No es pecado airarse, al contrario, esta es una emoción que hace parte de todos nosotros como seres humanos, es un método de defensa; Pero... no controlar la lengua en ese momento SI puede convertirse en un gran problema..
La palabra de Dios nos enseña que en la multitud de palabras hay pecado, pensar antes de hablar es indispensable para comunicar el mensaje correcto.