La disciplina es uno de los elementos más importantes en la ecuación de nuestra vida, y determina en gran medida el éxito o el fracaso de cualquier cosa que iniciemos.
Dios nos ama y cómo nos ama, ejerce disciplina sobre nosotros para que en todo nos vaya bien; pero no solo se trata de reprender o corregir, sino que también nos insta a nunca rendirnos.
Ser disciplinados requiere de esfuerzo, y es verdad que al principio es muy pero muy difícil, pero con el tiempo se va convirtiendo en el más delicioso de los manjares.