El concepto de autoestima es resbaladizo y está listo para las ondulaciones durante años, días e incluso horas. Esto es especialmente cierto cuando enmarcamos la autoestima puramente en el contexto de la creatividad: un solo proyecto puede comenzar reforzándolo, luego comenzar a triturarlo, construirlo nuevamente y romperlo con algo tan simple como un tweet. Y aunque la noción de autoestima es totalmente individual, la mayoría de las personas que trabajan en un campo creativo comparten ciertas condiciones a su alrededor: rechazo, momentos de síndrome del impostor, respuestas impredecibles de los clientes y esos sofocantes estándares perfeccionistas.