Llega un momento en la vida en el que las 4 latas que te llevan y traen del trabajo están para el arrastre. Que la tapicería del techo del coche de descuelga y apenas te deja ver con claridad. Que la moqueta acumula tanta tierra que los gnomos han construido un fortín para defenderse de los trolls que acechan desde el maletero.
En fin, que hay que cambiar de coche.
¿Motor a combustión, eléctrico o híbrido?
AH, preguntas... preguntas...