En esta palabra se resalta el poder y la soberanía de Dios y su control sobre toda la creación, incluso, de nosotros mismos.
Pero se hace necesario puntualizar que la confianza y la fe que buscamos en el Señor es la que nos acomoda, posicionalmente, a que Él tome el control en todo el ámbito de nuestra alma.
La palabra de Dios es la espada perfecta para tomar promesas y colocarlas en las manos de aquel que renueva nuestras fuerzas.
Gran motivo para esperar en el Señor.