Si eres como yo a cada rato te equivocas...

Tal vez vas tan rápido por la vida que no tienes en cuenta las emociones de otras personas y dices algo inapropiado…

O tal vez cuando te sientes herido o con rabia, entonces dices algo que los hiere.

Aunque no me gusta y quisiera nunca causarles dolor o malestar a otros, reconozco que es parte de mi humanidad. Y aunque se que todos los días puedo mejorar para no ofender a otros, también se que ofenderlos es inevitable.

Sin embargo, lo importante no es ser perfecta, sino saber qué hacer una vez haya cometido un error.

Cuando ofendemos a alguien, nuestra reacción inicial puede ser de defensa o de orgullo. Muchas veces cuando nos equivocamos nos cuesta aceptar nuestro error… y eso empieza a dañar las relaciones que tenemos con nuestros seres queridos, y también la relación que tenemos con nosotros mismos.

Cuando superamos el ego, nos conectamos con la humildad y ofrecemos disculpas nos sanamos a un nivel profundo.

Ofrecer disculpas es necesario para vivir en integridad con nosotros mismos y cultivar relaciones plenas y verdaderas.

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