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Extraño tanto los viejos tiempos, cuando mis cuatro amigos y yo éramos inseparables, cuando vivíamos cada día como si fuera el último, sin preocuparnos por el trabajo, estudios o llegar a fin de mes con un poco de dinero en nuestros bolsillos. Solo estaban la escuela y las aventuras en las que nos metíamos cada día.
Es imposible para mí olvidar cosas como esas veces en las que nos metíamos al cementerio a explorar o a pasar el rato y algunas veces incluso teníamos que escapar de los guardias que no querían que anduviéramos por ahí a esas horas. O esa vez en la que tomamos de más y nos quedamos en el parque hasta las cinco de la mañana jugando como si fuéramos niños pequeños.
También es verdad que cada uno de nosotros tuvo momentos malos, pero siempre estábamos ahí ayudándonos cómo podíamos o cubriéndonos las espaldas si alguna situación se ponía muy fea. Estoy orgulloso de poder decir que por aquella época éramos como los mosqueteros, todos para uno y uno para todos.
Por todo esto fue muy duro para mí abandonarlos cuando tuve que irme a estudiar lejos de la ciudad, no tenerlos en mi día a día fue algo muy difícil, pero me tuve que acostumbrar.
El tiempo pasó y aunque había vuelto, mis obligaciones me mantenían demasiado ocupado como para andar con ellos y con el tiempo me fuí alejando cada vez más.
sabía que ya nada iba a ser igual, pero aún así realmente me sorprendieron mucho cuando los vi llegar a mi puesto de trabajo hoy en la noche. El primero en entrar fue Iván, con su "chaqueta de la suerte", la misma que le regalaron sus padres el día de su graduación, tan sucia como cuando terminaba de jugar fútbol en el barro. Elizabeth fue la segunda en llegar, con sus mejillas pintadas de rojo, seguida de Manuel y Ana que por sus caras parecían haber bebido bastante, como era de costumbre para ellos.
Al verlos pensé que no habían cambiado ni un poco, sin embargo, no me sentí feliz al verlos ahí, hablo en serio cuando digo que no me gusta mezclar mis amistades con mi trabajo. Pero no podía dejar que eso me detuviese, soy nuevo en este trabajo y no puedo perderlo, estudié mucho para ser un profesional y debo comportarme como tal, por eso me sequé las lágrimas, agarré mis herramientas y comencé con la primera autopsia.
By Frecuencia NExtraño tanto los viejos tiempos, cuando mis cuatro amigos y yo éramos inseparables, cuando vivíamos cada día como si fuera el último, sin preocuparnos por el trabajo, estudios o llegar a fin de mes con un poco de dinero en nuestros bolsillos. Solo estaban la escuela y las aventuras en las que nos metíamos cada día.
Es imposible para mí olvidar cosas como esas veces en las que nos metíamos al cementerio a explorar o a pasar el rato y algunas veces incluso teníamos que escapar de los guardias que no querían que anduviéramos por ahí a esas horas. O esa vez en la que tomamos de más y nos quedamos en el parque hasta las cinco de la mañana jugando como si fuéramos niños pequeños.
También es verdad que cada uno de nosotros tuvo momentos malos, pero siempre estábamos ahí ayudándonos cómo podíamos o cubriéndonos las espaldas si alguna situación se ponía muy fea. Estoy orgulloso de poder decir que por aquella época éramos como los mosqueteros, todos para uno y uno para todos.
Por todo esto fue muy duro para mí abandonarlos cuando tuve que irme a estudiar lejos de la ciudad, no tenerlos en mi día a día fue algo muy difícil, pero me tuve que acostumbrar.
El tiempo pasó y aunque había vuelto, mis obligaciones me mantenían demasiado ocupado como para andar con ellos y con el tiempo me fuí alejando cada vez más.
sabía que ya nada iba a ser igual, pero aún así realmente me sorprendieron mucho cuando los vi llegar a mi puesto de trabajo hoy en la noche. El primero en entrar fue Iván, con su "chaqueta de la suerte", la misma que le regalaron sus padres el día de su graduación, tan sucia como cuando terminaba de jugar fútbol en el barro. Elizabeth fue la segunda en llegar, con sus mejillas pintadas de rojo, seguida de Manuel y Ana que por sus caras parecían haber bebido bastante, como era de costumbre para ellos.
Al verlos pensé que no habían cambiado ni un poco, sin embargo, no me sentí feliz al verlos ahí, hablo en serio cuando digo que no me gusta mezclar mis amistades con mi trabajo. Pero no podía dejar que eso me detuviese, soy nuevo en este trabajo y no puedo perderlo, estudié mucho para ser un profesional y debo comportarme como tal, por eso me sequé las lágrimas, agarré mis herramientas y comencé con la primera autopsia.