1 Reyes 21: Juicio y misericordia
1 Reyes 21:20
Acab dijo a Elías:
—¿Así que me has encontrado, enemigo mío?
Él respondió:
—Te he encontrado, porque te has vendido para hacer lo malo ante los ojos del SEÑOR. 21 Así dice el SEÑOR: “He aquí, yo traeré el mal sobre ti y te barreré por completo. Eliminaré de Acab a todo varón en Israel, tanto al esclavo como al libre. 22 Yo haré a los de tu casa como a los de la casa de Jeroboam hijo de Nabat y a los de la casa de Baasa hijo de Ajías, por la provocación con que me has provocado a ira y con que has hecho pecar a Israel”. 23 También de Jezabel ha hablado el SEÑOR diciendo: “Los perros comerán a Jezabel en la parcela de Jezreel. 24 Al que de Acab muera en la ciudad, lo comerán los perros; y al que muera en el campo, lo comerán las aves del cielo”.
25 No hubo realmente nadie como Acab, que se vendiera para hacer lo malo ante los ojos del SEÑOR, pues su mujer Jezabel lo incitaba. 26 Él actuó de manera muy abominable, yendo tras los ídolos, conforme a todo lo que hacían los amorreos, a los cuales el SEÑOR había echado de delante de los hijos de Israel.
27 Y sucedió que cuando Acab oyó estas palabras, rasgó sus vestiduras, puso cilicio sobre su cuerpo, ayunó y se acostó con el cilicio; y andaba humillado. 28 Entonces vino la palabra del SEÑOR a Elías el tisbita, diciendo:
29 —¿Has visto cómo se ha humillado Acab delante de mí? Por cuanto se ha humillado delante de mí, no traeré el mal en sus días; en los días de su hijo traeré el mal sobre su casa.
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De todos los reyes de la historia de Israel Acab fue uno de los más perversos. En este episodio vemos que Acab codicia la heredad de un Israelita pero este se la niega, pues el terreno heredado por herencia es un derecho inamovible de cada israelita desde que entraron a la tierra prometida. El rey no podía obligar a nadie a cederlo o él no podía arrebatarlo. Era un pecado atroz. La mujer del rey, Jezabel, lo ve triste y usa artimañas para condenar a Nabot falsamente y lo manda a matar. Todo esto lo hizo en nombre de su esposo el rey.
Ahora, cuando él estaba tomando la heredad de otro, Dios envió al profeta para declararle la maldición que le vendría a él, su esposa y toda su descendencia.
Ellos morirán de muerte atroz y ninguno sería sepultado dignamente.
Hasta aquí todos estamos de acuerdo de las consecuencias que este rey debía sufrir y pagar por todas sus fechorías. Todas estas palabras de condenación produjeron en él un sentido de arrepentimiento sincero. Acab estaba reconociendo sus errores y en vez de reaccionar con arrogancia y enojo se postra delante de Dios y ruega por el perdón y misericordia. Realmente Dios había tenido mucha paciencia con él pero ya le había llegado el juicio de Dios. Pero como tenemos un Dios que es lento para la ira y grande en misericordia, Dios ve su genuina humillación y aceptación de sus múltiples errores. Dios escuchó esa oración que suplicaba por misericordia y Dios tomó la decisión de no derramar toda su ira cuando él estuviera en vida sino que Dios lo haría con el siguiente rey que sería su hijo. Dios extendió su misericordia, su perdón sobre él.
Este es un gran ejemplo de cómo Dios obra, como Dios mueve su mano a favor del que su humilla. Dios es un Dios justo, que no deja impune las injusticias. Muchas veces vemos a alguien obrar de forma injusta y parece que Dios no hace nada, pero recordemos que nosotros no somos Dios. No sabemos si Dios está tratando con esa persona y puede ser que Dios le está dando varias oportunidades para que se arrepienta.
También vemos que hay personas que obraron mal pero que ahora se han levantado de nuevo al sufrir las consecuencias de sus acciones y vemos claramente que Dios le ha llamado a cuentas y esta persona se ha arrepentido y Dios la ha restaurado. Ahí muchos se enojan con Dios porque lo ha...