Notas en Español e inglés 👇
1 Samuel 11: Un corazón sin resentimiento ni venganza.

1 Samuel 11:5-15:
Y he aquí que Saúl venía del campo, tras los bueyes. Y Saúl preguntó: —¿Qué le pasa al pueblo, para que llore?
Entonces le repitieron las palabras de los hombres de Jabes. Y cuando Saúl oyó estas palabras, el Espíritu de Dios descendió con poder sobre él, y se encendió su ira en gran manera. Él tomó un par de bueyes, los cortó en pedazos y los envió por medio de mensajeros a todo el territorio de Israel, diciendo: “Así se hará con los bueyes del que no salga tras Saúl y Samuel”. Entonces el temor del SEÑOR cayó sobre el pueblo, y salieron como un solo hombre. Saúl les pasó revista en Bezec: Los hijos de Israel eran trescientos mil, además de treinta mil hombres de Judá. Y a los mensajeros que habían venido les dijeron: “Así dirán a los hombres de Jabes, en Galaad: ‘Mañana, a la hora de más calor, serán librados’”.
Los mensajeros llegaron y lo dijeron a los hombres de Jabes, quienes se alegraron. Entonces los hombres de Jabes respondieron a sus enemigos: —Mañana nos rendiremos a ustedes, para que hagan con nosotros todo lo que les parezca bien.
Y sucedió que al día siguiente, Saúl distribuyó el pueblo en tres escuadrones. Luego entraron en medio del campamento durante la vigilia de la mañana, e hirieron a los amonitas hasta la hora de más calor. Y sucedió que los que quedaron se dispersaron de tal manera que no quedaron dos de ellos juntos. Entonces el pueblo preguntó a Samuel: —¿Quiénes son los que decían: “¿Ha de reinar Saúl sobre nosotros?”. ¡Entréguennos a esos hombres para que les demos muerte!
Saúl respondió: —No morirá nadie en este día, porque el SEÑOR ha dado hoy una victoria en Israel.
Entonces Samuel dijo al pueblo: —¡Vengan y vayamos a Gilgal para que confirmemos allí el reino!
Todo el pueblo acudió a Gilgal, y allí en Gilgal proclamaron rey a Saúl, delante del SEÑOR. Allí también ofrecieron sacrificios de paz delante del SEÑOR, y allí Saúl y todos los hombres de Israel se alegraron muchísimo.
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En el capítulo anterior vimos cómo Saúl fue ungido y coronado delante del pueblo. En ese procedimiento, varios menospreciaron a Saúl por haber sido seleccionado como rey entre todos los demás hombres de Israel. Tal vez su personalidad un poco introvertida hizo que Saúl fuera mofado por algunos. Además, muchos no vieron con buenos ojos que Saúl profetizara junto con el grupo de profetas en el camino.

Después de que Saúl escuchó la mala noticia de la injusticia que los amonitas querían hacer con lo israelitas de la familia de Jabes sacando los ojos derechos, Saúl se llenó de indignación y enojo por el atrevimiento de los enemigos del pueblo de Dios y porque ellos se sentían desamparados sin nadie que los defienda.
En ese momento, podemos decir que se "activó" el poder del Espíritu de Dios que estaba en Saúl, se llenó de valor e hizo un llamado a todos los hombres guerreros. ¡Reunió a cientos de miles de ellos alrededor de todo el territorio israelita!
Después que salió al campo de batalla, pudo eliminar al enemigo, quienes sufrieron una derrota masiva.
Muchos estaban tan alegres y orgullosos por el liderazgo de Saúl, que quisieron dar castigo de muerte a los que menospreciaron a Saúl como rey. Pero Saúl y Samuel, el profeta, tenían un corazón noble y no permitieron que hicieran daño a los escépticos del liderazgo de Saúl.
Más adelante veremos que esta virtud la olvidó Saúl, pero en este episodio de la historia, vemos a un Saúl que se dejó guiar por su líder Samuel y, además, entendió que Saúl no fue escogido para destruir al pueblo sino que lo fue para servirles y gobernarlos con justicia bajo la dirección de Dios. No era el momento para dejar que el odio, el rencor y la venganza relucieran en un momento de celebración al haber derrotado al verdadero enemigo, y no sobre algunos que no pensaban igual que él.