1 Samuel 13:6-14:
Cuando los hombres de Israel se vieron en aprietos, porque el pueblo fue puesto en apuros, se escondieron en cuevas, grietas, peñascos, fosas y cisternas. Y algunos de los hebreos cruzaron el Jordán hacia la tierra de Gad y de Galaad. Saúl estaba aún en Gilgal, y todo el pueblo iba tras él, temblando. Él esperó siete días, conforme al plazo que Samuel había señalado. Pero como Samuel no venía a Gilgal y el pueblo se le dispersaba, Saúl dijo: —Tráiganme el holocausto y los sacrificios de paz.
Él ofreció el holocausto. Y sucedió que al acabar de ofrecer el holocausto, he aquí que venía Samuel. Saúl le salió al encuentro para saludarlo y Samuel le preguntó: —¿Qué has hecho?
Saúl respondió: —Cuando vi que el pueblo se me dispersaba, que tú no venías en el plazo señalado y que los filisteos estaban reuniéndose en Micmas, entonces pensé: “Los filisteos descenderán ahora a Gilgal contra mí, y yo no he implorado el favor de SEÑOR”. Por eso me vi forzado y ofrecí el holocausto.
Entonces Samuel dijo a Saúl: —Has actuado torpemente. No guardaste el mandamiento que el SEÑOR tu Dios te dio. ¡Pues ahora el SEÑOR hubiera confirmado tu reino sobre Israel para siempre! Pero ahora tu reino no será duradero. El SEÑOR se ha buscado un hombre según su corazón, a quien el SEÑOR ha designado como el soberano de su pueblo, porque tú no has guardado lo que el SEÑOR te mandó. --------------

Desde este capítulo en adelante, veremos el ascenso y la caída de Saúl.
Este es el primer de muchos errores que Saúl cometió causado por la presión de los momentos difíciles, de circunstancias externas que hicieron que él tomara decisiones apresuradas que destruyeron el plan de Dios en su vida.
Aquí vemos que Saúl se puso muy nervioso al ver que el pueblo se estaba desanimando en el campo de batalla porque Samuel, el profeta, no llegaba rápido a celebrar el sacrificio. Aunque Samuel les dió un periodo de tiempo para llegar, que era siete días, Saul se desesperó y se tomó el atrevimiento de ofrecerlo él mismo, cuando el orden era que el profeta lo ofreciera para que Dios bendijera al pueblo en la batalla. Samuel llegó justo en el tiempo acordado, pero ya era demasiado tarde, Saúl ya había tomado la decisión equivocada.
Lo triste es que esta fue la razón por la cual el reino de Saúl no fue duradero, o más bien, ya Dios no estaba con él; y aunque él sabía que Dios había escogido a otro para reemplazarlo como rey, Saul forzó su estadía en el trono y cometió varios crímenes en un intento de gobernar sin la bendición de Dios.
Las palabras que expresó Samuel a Saúl fue de asombro al ver el gran error de su actitud desafiante, impaciente y altiva. ¡Él le dijo que había actuado torpemente! En la versión 1960 remarca esta expresión como: "locamente has hecho". Otras vesiones lo traducen como: "estás loco" o "eres un tonto".
Torpeza, locura, tontería son expresiones para describir la acción de Saúl.
De la misma manera, Moisés, el gran profeta, libertador y líder de Israel, cometió una acción similar que le costó la entrada a la tierra prometida. Después que le pidió perdón al Señor y reconoció su error, Dios no le concedió la bendición de entrar a Canaán con el pueblo porque no honró a Dios delante de los israelitas al pegarle a la roca, en vez de hablarle como Dios se lo pidió para que brotara agua.
En Eclesiastés 10:1 leemos este consejo: "Las moscas muertas hacen heder y dar mal olor al perfume del perfumista; así una pequeña locura, al que es estimado como sabio y honorable."

Cuidemos nuestras reacciones. Meditemos primero antes de actuar. Midamos cada palabra que sale de nuestra boca en el momento de una discusión acalorada. No tomes una decisión a la ligera sin evaluar las consecuencias o el precio que se va a pagar. No nos dejemos llevar por los impulsos. No hagas nada en un momento de emociones extremas. Ni cuando estés muy feliz, enojado, triste o nervioso....