Notas en español e inglés:
1 Samuel 26: Ten cuidado de las segundas oportunidades.
1 Samuel 26:6-11:
David preguntó a Ajimelec el heteo y a Abisai, hijo de Sarvia, hermano de Joab, diciendo: —¿Quién descenderá conmigo al campamento, a Saúl? Y Abisai dijo: —Yo descenderé contigo. Entonces David y Abisai fueron de noche a la gente de guerra, y he aquí que Saúl estaba acostado, durmiendo en el centro del campamento, con su lanza clavada en la tierra, a su cabecera. Abner y el pueblo estaban acostados alrededor de él. Entonces Abisai dijo a David: —¡Hoy ha entregado Dios a tu enemigo en tu mano! Ahora pues, déjame que lo hiera con la lanza. Lo clavaré en la tierra de un solo golpe, y no tendré que darle un segundo. David respondió a Abisai: —No lo mates, porque ¿quién extenderá su mano contra el ungido del SEÑOR y quedará sin culpa? —Dijo además David—: Vive el SEÑOR, que el SEÑOR mismo lo herirá; o le llegará su día, y morirá; o irá a la guerra, y perecerá. Pero el SEÑOR me libre de extender mi mano contra el ungido del SEÑOR. Ahora pues, por favor, toma la lanza que está a su cabecera y la cantimplora de agua, y vámonos. David tomó la lanza y la cantimplora de agua de la cabecera de Saúl, y ellos se fueron.
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En este capítulo vemos la segunda oportunidad que David tuvo para matar a Saúl pero no lo hizo, porque David todavía lo veía como el ungido de Dios aunque se comportara como una persona malvada.
Este episodio de la vida de David es muy impresionante porque él volvió a estar en la misma posición de antes, con la oportunidad de eliminar a su adversario, el que tanto lo estaba persiguiendo para matarlo sin razón alguna.
Una vez más se le presentó la tentación de quitarse el problema de encima de una vez por todas, de dejar de ser un perseguido, desterrado, lejos de sus amigos y de la casa de Dios. No poder llevar su ofrenda por el pecado o de paz, no poder adorar a Dios en el lugar de reunión atormentaba mucho a David porque él era un verdadero adorador.
Su compañero de batalla le dijo que es Dios que le da esta oportunidad para eliminarlo, pero David lo reprendió diciéndole que Saúl es el ungido y que si está en la voluntad de Dios quitarlo del camino, lo hará de otras formas, pero que él no será el causante de su muerte. Además, David sabía que cualquiera que atentara contra el ungido por Dios, sufriría consecuencias.
Esto nos enseña que nosotros vamos a pasar por la misma tentación varias veces. Que nosotros debemos afirmar nuestra fidelidad a Dios, aun cuando las oportunidades de hacer las cosas a nuestra manera se repitan. Vamos a tener que reafirmar nuestro compromiso con Dios, con nosotros mismos y con nuestra familia de no caer en alguna tentación que ya hemos superado en el pasado.
Recordemos que Satanás tentó al Señor tres veces seguidas, y el Señor le contestó con la misma respuesta: "Escrito está..." Aunque nos digan anticuados o ridículos cuando explicamos nuestra razón de no hacer lo indebido a esas personas que nos quieren incitar a lo malo, debemos estar firmes y conscientes de que recibiremos burlas y menosprecio, pero ¡el precio que recibiremos de parte de Dios por nuestra fidelidad es incomparable!
Daniel aprendió la lección; siempre tuvo que confrontar las diferentes pruebas que atacaban su fe en Dios, y siempre pasó la prueba.
Aunque Pedro cayó en la primera tentación cuando negó al Señor, sabemos que Pedro murió como mártir por no negar al Señor, y hasta murió crucificado como el Señor. Después de haberlo negado, él aprendió que es mejor entregar su vida por el Señor que vivir toda una vida negándolo.
Mi deseo es que nunca te alejes del Señor por alguna tentación. No lo hagas por una posición en el trabajo o por una situación económica. No lo hagas por la presión de alguien que se hace llamar amigo pero es realmente alguien egoísta que te quiere ver metido en algún...