1 Samuel 28: Cosechas lo que siembras.

1 Samuel 28:8-19 RVA2015:
Saúl se disfrazó poniéndose otra ropa, y fue con dos hombres. Llegaron de noche a la mujer, y él dijo: —Por favor, evócame a los muertos y haz que suba quien yo te diga. Pero la mujer le respondió: —He aquí, tú sabes lo que ha hecho Saúl; cómo ha eliminado del país a los que evocan a los muertos y a los adivinos. ¿Por qué, pues, pones una trampa a mi vida para causarme la muerte? Saúl le juró por el SEÑOR, diciendo: —¡Vive el SEÑOR, que ningún mal te vendrá por esto! Entonces la mujer preguntó: —¿A quién haré que suba? Él respondió: —Haz que suba Samuel. Al ver la mujer a Samuel, gritó fuertemente. Y la mujer habló a Saúl diciendo: —¿Por qué me has engañado? ¡Tú eres Saúl! El rey le dijo: —No tengas miedo. ¿Qué has visto? La mujer respondió a Saúl: —He visto un espíritu que sube de la tierra. Entonces él le preguntó: —¿Qué aspecto tiene? Ella respondió: —Sube un hombre anciano, envuelto en un manto. Saúl entendió que era Samuel, e inclinando el rostro a tierra se postró. Entonces Samuel preguntó a Saúl: —¿Por qué me has molestado haciéndome subir? Saúl respondió: —Estoy muy angustiado, pues los filisteos combaten contra mí, y Dios se ha apartado de mí. No me responde más ni por medio de profetas ni por sueños. Por esto te he llamado, para que me declares lo que tengo que hacer. Entonces Samuel dijo: —¿Para qué me preguntas a mí, puesto que el SEÑOR se ha apartado de ti y se ha vuelto tu adversario? El SEÑOR ha hecho lo que dijo por medio de mí, pues el SEÑOR ha quitado el reino de tu mano y lo ha dado a tu prójimo, a David; porque no obedeciste la voz del SEÑOR ni ejecutaste el ardor de su ira contra Amalec. Por eso el SEÑOR te ha hecho esto hoy. Además, el SEÑOR entregará a Israel y también a ti en mano de los filisteos. Mañana estarán conmigo, tú y tus hijos. El SEÑOR entregará también el ejército de Israel en mano de los filisteos.
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Este es el capítulo trágico del final de la vida de Saúl. Un hombre que comenzó su vida lleno de temores y complejos, pero que Dios lo afirmó como rey de Israel. Un hombre que comenzó a creer las promesas de Dios y sus planes divinos, pero luego dejó que la confianza en sí mismo, la arrogancia y el orgullo arraigaran en su corazón. Además, Saúl pensó que podía hacer las cosas a su manera, incluyendo el buscar de Dios y hacer la voluntad de Dios como a él le placiera, no lo que Dios ordenaba por medio del profeta de Dios. Saúl imponía sus propias creencias y aplicaba de forma errónea la ley de Dios.
Esto hizo que se desviara de la verdad y viviera una vida solo de apariencia, una religión muerta que aparentaba una espiritualidad, cometiendo acciones como de una persona malvada. Desobedeció a Dios varias veces, por eso el Espíritu de Dios se apartó de él, entrando un espíritu malo para atormentarlo y usarlo en actos pecaminosos.
Su decadencia fue tan dolorosa y vergonzosa al punto que acudió a una médium para que usara sus artes tenebrosas para llamar a espíritus malos que imitaron a Samuel como si Samuel fuera el que estuviera hablando en esa reunión espiritista, y le estaban anticipando su destino.
Saúl consultó a Dios pero como no tenía un corazón humilde Dios no lo escuchó. Ya era demasiado tarde. Saúl había hecho cosas tan malas que ya era hora de que recibiera las consecuencias de su maldad. Tanto tiempo estuvo engañado en su propia opinión, nunca vemos a un Saúl arrepentido genuinamente por haber perseguido a David injustamente, ni cuando mandó a matar a los sacerdotes. Es más, él siempre pensó que Dios estaba apoyándolo.
Saul cosechó lo que sembró. Sembró muerte, terror y destrucción, y ahora le llegó el momento de cosechar eso mismo.
Este es un ejemplo de cómo Dios da la oportunidad a que alguien se arrepienta y desista de sus malos pasos, pero tampoco obliga a hacerlo. Él nos da el libre albedrío de hacer un alto en el camino y...