Notas en Español e inglés 👇
1 Samuel 3: Dios busca un corazón justo.
1 Samuel 3:1-14
El joven Samuel servía al SEÑOR delante de Elí. La palabra del SEÑOR escaseaba en aquellos días, y no había visiones con frecuencia. Pero aconteció cierto día, mientras Elí (cuyos ojos habían comenzado a debilitarse, de modo que no podía ver) estaba acostado en su aposento y Samuel dormía en el templo del SEÑOR donde estaba el arca de Dios, y antes que la lámpara de Dios fuera apagada, el SEÑOR llamó a Samuel, y él respondió: —Heme aquí.
Y corrió a Elí diciendo: —Heme aquí. ¿Para qué me has llamado?
Elí respondió: —Yo no te he llamado. Vuelve a acostarte.
Él se volvió y se acostó, y el SEÑOR volvió a llamar: —¡Samuel!
Samuel se levantó, fue a Elí y dijo: —Heme aquí. ¿Para qué me has llamado?
Elí respondió: —Hijo mío, yo no te he llamado. Vuelve a acostarte.
Samuel todavía no conocía al SEÑOR ni la palabra del SEÑOR le había sido aún revelada. El SEÑOR llamó por tercera vez a Samuel; y él se levantó, fue a Elí y dijo: —Heme aquí. ¿Para qué me has llamado?
Entonces Elí entendió que el SEÑOR llamaba al joven. Y Elí dijo a Samuel: —Ve y acuéstate; y sucederá que si te llama, dirás: “Habla, oh SEÑOR, que tu siervo escucha”.
Samuel se fue y se acostó en su sitio. Entonces vino el SEÑOR, se paró y llamó como las otras veces: —¡Samuel, Samuel!
Samuel respondió: —Habla, que tu siervo escucha.
Y el SEÑOR dijo a Samuel: —He aquí, yo voy a hacer algo en Israel, que a quien lo escuche le retiñirán ambos oídos. Aquel día cumpliré contra Elí, de principio a fin, todas las cosas que he hablado contra su casa. Yo le he declarado que juzgaré a su casa para siempre, por la iniquidad que él conoce; porque sus hijos han blasfemado contra Dios, y él no les ha reprochado. Por tanto, he jurado a la casa de Elí que la iniquidad de su casa jamás será expiada ni con sacrificios ni con ofrendas.
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Aquí vemos el momento decisivo donde Dios comenzaba una nueva etapa en la vida espiritual de su pueblo. Este es el momento crucial donde Dios levantó a un joven que estaba dispuesto a servir al Señor, a pesar del ambiente oscuro en el que estaba rodeado.
En un tiempo difícil donde los líderes espirituales ya no oían la voz de Dios ni sentían la presencia de Dios, Samuel continuaba realizando sus tareas cotidianas en el servicio del templo del Señor, aunque no había tenido un encuentro con Dios ni había tenido una experiencia sobrenatural de la manifestación de Dios en el templo o en su vida.
Es así cómo Dios vió su perseverancia en mantenerse limpio y apartado de los malos ejemplos de los hijos de Elí, vió su obediencia al consejo de su padres, vió el respeto hacia el sacerdote Elí, y vió su corazón noble cuando Dios mismo lo llamó en una noche.
Es curioso pensar que la voz de Dios no fue como un trueno o trompeta, sino que fue una voz tan suave y sutil que se asemejaba a la del anciano Elí.
Tres veces lo llamó Dios porque Samuel confundió la voz de Dios con la de Elí; y fue Elí quien entendió que Dios lo estaba llamando y le enseñó a Samuel cómo responder a la voz de Dios porque él no sabía cómo.
Dios dejó de hablar con Elí porque no disciplinó, no reprochó a sus hijos cuando pecaban robándose las ofrendas del Señor.
Dios no encontró un corazón dispuesto dentro de la casa de Elí para recibir revelación de Dios por medio de visiones, pero lo encontró en un niño que fue dedicado por otra familia de levitas diferente y que fue adoptado en el templo para su servicio.
Este es un gran ejemplo de que para Dios no hay límites cuando Él quiere hacer Su voluntad. Escoge lo que a Él le plazca, pues Dios mira el corazón. No existe nombre ni apellido, no existen posiciones o títulos. Dios no tiene ningún inconveniente para usar a cualquier persona que tenga un corazón justo, puro y dispuesto para revelarle por medio...