No sirvas a Dios en tus propias fuerzas: Todo cristiano está llamado a servir a Dios, pero Pablo nos recuerda que la verdadera fortaleza para hacerlo viene de Cristo. No podemos confiar solo en nuestras habilidades o esfuerzos humanos. Debemos depender del poder de Cristo para cumplir la tarea que Él nos encomienda. Si intentas hacerlo por ti mismo, pronto te sentirás agotado. Permite que sea Él quien te fortalezca.

No subestimes el llamado de Dios en tu vida: Aunque no todos son llamados al ministerio pastoral, todos los creyentes tienen un papel en la obra de Dios. Pablo reconoce que fue puesto en el ministerio porque Cristo lo consideró fiel. Esto nos enseña que Dios nos llama según su voluntad y nos confía tareas específicas para cumplir sus propósitos. No subestimes el lugar que Dios te ha dado para servir, ya sea en la iglesia, en tu familia o en tu comunidad.

No ignores la importancia de ser fiel: La fidelidad es esencial en el servicio a Dios. Antes de que Pablo fuera puesto en el ministerio, Cristo lo consideró fiel. Esto significa que debemos ser fieles en las pequeñas cosas que Dios nos confía antes de ser llamados a tareas mayores. En lugar de buscar reconocimiento o grandes responsabilidades, concéntrate en ser fiel donde te encuentras ahora. Dios te guiará hacia lo que tiene preparado para ti.