Al fi nal de los mil años, Cristo regresa a la Tierra acompañado por los redimidos y una comitiva de ángeles. Él pide a los impíos que se levanten para recibir su castigo. Ellos obedecen, en número tan incontable como las arenas del mar, mostrando las huellas de la enfermedad y la muerte. ¡Qué contraste con los que fueron levantados en la primera resurrección!