Cuando se ve al presidente de Estados Unidos es posible que se esté viendo también al Servicio Secreto de Estados Unidos en su papel de más elevado perfil: estar listo para proteger al comandante en jefe. Pero esa presencia visible es apenas un aspecto de la agencia que también protege al vicepresidente y su familia, a expresidentes y a jefes de Estado visitantes.
Una de las agencias más antiguas del gobierno federal, el Servicio Secreto también tiene la tarea de investigar los delitos contra la infraestructura financiera de Estados Unidos, incluyendo los delitos cibernéticos. Tiene alrededor de 6.500 empleados, entre ellos varios agentes especiales, oficiales y personal de apoyo, con oficinas en el terreno en cada estado y en el extranjero.
Originalmente el Servicio Secreto no era para proteger al presidente.
El Servicio Secreto fue establecido en 1865 como parte del Departamento del Tesoro para combatir la falsificación generalizada de moneda luego de la Guerra Civil. Hasta un tercio de la moneda en circulación era falsificada en ese momento, lo que tenía efectos devastadores en la economía del país.
“Es una ironía que el presidente Lincoln firmara la ley que creaba el Servicio Secreto poco antes de ser asesinado”, dijo Mickey Nelson, que fue una vez director adjunto del Servicio Secreto y actualmente trabaja para el Grupo Consultor Comando.
“En ese momento no tenía nada que ver con la protección presidencial”.
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