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Santo Padre de la Iglesia, Obispo de Constantinopla y Doctor de la Iglesia, antioqueno de nacimiento, que, ordenado presbítero, llegó a ser llamado «Crisóstomo» por su gran elocuencia; gran pastor y maestro de la fe en la sede constantinopolitana, fue desterrado de la misma por insidias de sus enemigos, y al volver del exilio por decreto del papa san Inocencio I, como consecuencia de los malos tratos recibidos de sus guardianes durante el camino de regreso, entregó su alma a Dios. "Es necesario hacer de un hombre mejor persona no a la fuerza, sino a través de la persuasión"; "El amor entre marido y mujer es la fuerza que mantiene unida la sociedad"; "No sientas vergüenza de entrar de nuevo en la Iglesia. Avergüénzate cuando pecas. No te avergüences cuando te arrepientas".
By Servidores Amoris ChristiSanto Padre de la Iglesia, Obispo de Constantinopla y Doctor de la Iglesia, antioqueno de nacimiento, que, ordenado presbítero, llegó a ser llamado «Crisóstomo» por su gran elocuencia; gran pastor y maestro de la fe en la sede constantinopolitana, fue desterrado de la misma por insidias de sus enemigos, y al volver del exilio por decreto del papa san Inocencio I, como consecuencia de los malos tratos recibidos de sus guardianes durante el camino de regreso, entregó su alma a Dios. "Es necesario hacer de un hombre mejor persona no a la fuerza, sino a través de la persuasión"; "El amor entre marido y mujer es la fuerza que mantiene unida la sociedad"; "No sientas vergüenza de entrar de nuevo en la Iglesia. Avergüénzate cuando pecas. No te avergüences cuando te arrepientas".