Ventas a Discreción

138. ENTRENA tu CEREBRO para tener una VOLUNTAD de acero


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Como la evolución tardó millones de años en darnos una corteza prefrontal capaz de realizar todo cuanto los humanos necesitamos, tal vez me exceda un poco con esta observación, pero ¿podría el cerebro mejorar en el autocontrol sin tener que esperar otro millón de años?
Si el autocontrol de un cerebro humano básico es bastante bueno, ¿hay algo que podamos hacer ahora mismo para mejorar este modelo? Desde el albor de los tiempos, o al menos desde que los investigadores empezaron a diseccionar y estudiar el cerebro humano, presupusieron que era una estructura fija.
La capacidad cerebral que uno tenía era algo fijo que no podía aumentar. El único cambio que el cerebro acusaba era el deterioro producido por el envejecimiento. Pero en la última década los neurocientíficos han descubierto que el cerebro, como un alumno aplicado, responde de manera asombrosa a las experiencias.
Si le pides que ejecute cálculos matemáticos a diario, los hará con
una creciente soltura. Si le pides que se preocupe, se volverá un experto en ello. Si le pides que se concentre, se concentrará cada vez mejor.
El cerebro, además de ejecutar estas actividades con mayor rapidez, se remodela a sí mismo, dependiendo de lo que le pidas. Algunas partes del cerebro se densifican, acumulando más y más materia gris, como un músculo que se desarrolla gracias al ejercicio. Por ejemplo, los adultos que aprenden a hacer malabarismos desarrollan más materia gris en las regiones cerebrales que captan los objetos en movimiento.
Las áreas del cerebro también se pueden conectar mejor entre ellas para compartir información más deprisa. Por ejemplo, los adultos que hacen a diario juegos memorísticos durante veinticinco minutos, desarrollan una mayor conectividad entre las regiones cerebrales importantes para la atención y la memoria. Pero no sólo podemos entrenar a nuestro cerebro para hacer malabarismos y recordar dónde hemos dejado las gafas.
Cada vez hay más evidencias científicas de que también puede mejorar en el autocontrol. ¿Cómo puedes entrenar tu cerebro para tener más fuerza de voluntad? Pues podrías aumentar tu fuerza del «no lo haré» poniendo trampas tentadoras por tu casa: una chocolatina en el cajón de los calcetines, una botella de Martini junto a la bicicleta estática, la foto de tu novia del instituto, felizmente casada, pegada en la nevera.
O si lo prefieres, puedes diseñar una carrera de obstáculos para tu fuerza de voluntad, con pausas que te obliguen a tomarte un zumo de germinado de trigo, hacer veinte saltos en tijeras y hacer la declaración de la renta antes. O podrías optar por algo mucho más sencillo y menos agotador: meditar.
Los neurocientíficos han descubierto que cuando le pides al cerebro que medite, además de mejorar en ello, desarrolla una variedad de facultades relacionadas con el autocontrol, como la atención, la concentración, la gestión del estrés, el control de los impulsos y la conciencia de sí mismo. Las personas que meditan con asiduidad, aparte de mejorar en estos aspectos, con el paso del tiempo adquieren una voluntad de hierro.
Las que meditan con regularidad tienen más materia gris en la corteza prefrontal y en las regiones cerebrales que apoyan la conciencia propia.
Para que tu cerebro cambie no es necesario pasarte la vida entera meditando. Algunos investigadores han empezado a buscar la dosis más pequeña de meditación necesaria para recibir sus beneficios (un enfoque que mis alumnos agradecen mucho, ya que son muy pocos los que están dispuestos a largarse al Himalaya a meditar en una cueva durante la siguiente década). En estos estudios, en los que participan personas que no han meditado nunca —incluso sujetos que ven la meditación con escepticismo—, se les enseña una técnica de meditación sencilla como la que aprenderás más abajo.
Un estudio reveló que la atención y el autocontrol de los participantes aumentaban al meditar solamente tres horas. Al cabo de once horas meditando, los investigadores pudieron ver estos cambios reflejados en el cerebro. Las conexiones neurales entre las regiones cerebrales importantes para mantenerse concentrados, ignorar las distracciones y controlar los impulsos habían aumentado.
Otro estudio reveló que, tras meditar a diario durante ocho semanas, los participantes eran más conscientes en la vida cotidiana y que la materia gris se había incrementado en las respectivas áreas de sus cerebros.
Quizá parezca increíble que el cerebro pueda remodelarse tan deprisa, pero la meditación aumenta el riego sanguíneo en la corteza prefrontal, al igual que levantar pesas aumenta el riego sanguíneo muscular.
Por lo visto, el cerebro se adapta al ejercicio como los músculos, aumentando de tamaño y funcionando con más rapidez para mejorar en la tarea que le pides.
Si estás dispuesto a entrenar tu cerebro, la siguiente técnica de meditación hará que tu corteza prefrontal esté más irrigada, lo más parecido que hay a acelerar la evolución y aprovechar el potencial de tu cerebro al máximo.
Te recuerdo que este es un pequeño resumen del libro "Autocontrol" de Kelly Macgonigall.
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Ventas a DiscreciónBy David Blanco