Hace un tiempo veía gente publicando en sus redes sociales una frase tan pintoresca como falsa: “Otro día más sin usar el trinomio cuadrado perfecto”, en su momento me causaba cierta gracia leerla por que aun estando muy lejos de ser un maestro en el manejo de los números, asimilaba el sarcasmo de la misma frase, total no conozco a nadie que entre a Facebook, a Twitter o a Instagram a recordar los lejanos y duros días en los que un maestro o maestra de matemáticas hacia un incomprendido y en la mayoría veces inútil esfuerzo porque adolescentes en pleno despertar de sus hormonas orienten sus neuronas a los principios algebraicos.
Podemos culpar al entorno social, a las formas de educar de antes y de ahora, incluso a la capacidad mental de los alumnos, pero una realidad tangible es que hoy en día la gente trata a las matemáticas como a un animal peligroso, de lejos y con un palito, cuando la verdad son las matemáticas una de las herramientas cognitivas mas valiosas de la humanidad y deberíamos verlas más como lo que son, ángeles que vienen en ayuda de la humanidad y no demonios que vienen a destruirla.
Así que sin más ni más, hablemos de datos…
(Cortina musical corta)
Empezaremos por decir que las matemáticas no dependen de los humanos, las leyes que gobiernan los movimientos de los planetas estrellas y galaxias, o las que manejan la dinámica de los átomos y todas sus subpartículas, las formas en que crece una planta, que evolucionan las especies, o cómo se propaga la luz y el sonido son matemáticas en su mas maravillosa expresión y existen ahí aunque los humanos jamás hubiesen existido.
Razón tenía Galileo Galilei al decir que “Las matemáticas son el lenguaje de dios”, aun para los que como yo no creemos en dios, no podemos por menos asombrarnos ante la armoniosa sinfonía de la naturaleza y de como los números nos permiten explicarlo todo, como algún matemático famoso ya lo demostró pero que seria tema para otro podcast.
¿Entonces porque tanto desprecio a esta maravillosa disciplina? ¿Qué le han hecho las matemáticas a la sociedad del común para que deban correr a la redes sociales a agradecerle que no se entrometieron hoy en sus vidas? La verdad es que si se entrometieron, se entrometieron tan íntimamente que su paso por nuestra cotidianidad resulto desapercibido y sin el cual no hubiésemos podido tener un día más de no haber sido por el trinomio cuadrado perfecto.
La mayoría de nuestros días inician de forma parecida alguien nos despierta, a veces una persona en ocasiones una alarma, indicándonos que es hora de iniciar nuestras labores, y empecemos por recordar que la división de las horas en nuestro planeta está asociado al movimiento de rotación, el cual con ayuda de formulas sobre superficies curvas ha permitido dividir el día en 24 horas cada una con minutos y segundos y poner en sincronía a toda la población para que todo funcione de manera efectiva.
De no ser por las horas, no sabríamos cuando abre una panadería, un banco o una farmacia, las vacas no se ordeñarían en un momento específico del día para garantizar que esta llegue fresca a tu mesa a la hora del desayuno.
El cálculo de las horas se realiza entre otros basado en unas curvas conocidas como geodésicas que al ser curvas no se pueden trabajar con ecuaciones de líneas rectas sino con polinomios entre ellos el mas famoso de todos: el trinomio cuadrado perfecto.
Ahora bien, nos levantamos y vamos a la ducha, para los que vivimos en una ciudad fría como Bogotá encontramos delicioso el baño con agua tibia o caliente, abrimos la llave y activamos en simultanea dos sistemas diferentes: Uno hidráulico y uno energético.
El primero ha trabajado de forma detallada en calcular diámetros de tubería, mecánica de fluidos, longitudes y volumen para garantizar que obtengamos un flujo de agua constante con la presión adecuada, el segundo mide la intensidad, los índices de transferencia de calor, la resistencia de los diversos materiales y mucho más para asegurar que el agua nos llega a la temperatura deseada.
Todos estos cálculos propios de la física se basan en fórmulas que tienen siglos de existencia, usan formulaciones complejos, que a su vez se basan en el algebra que todos vimos en el colegio y entre ellas uno muy popular es el trinomio cuadrado perfecto.
Podríamos seguir viendo como este desprestigiado amigo sigue formando parte activa de nuestra vida cotidiana, en las aplicaciones que usan el GPS para pedir un vehículo o para movernos por la ciudad, en el algoritmo que nos muestra nuestros videos preferidos de Netflix o Youtube, detrás de un cambio de precio en el almuerzo, o la gasolina ya que el trinomio cuadrado perfecto forma parte de los cálculos financieros que los macro economistas utilizan para propiciar el crecimiento de una sociedad al tiempo que controlan la inflación.
Sirve igual para el calculo de nuestro salario y las prebendas que se adicionan al mismo. Para estimar los índices de producción de la ropa que utilizamos todos los días, para definir los tiempos de preparación de los alimentos que consumimos de acuerdo a su volumen y consistencia, para calcular y diseñar las estructuras donde vivimos, trabajamos y nos divertimos.
El trinomio cuadrado perfecto es uno de los elementos que separan los hombres civilizados de los cavernícolas cazadores y recolectores.
(Cortina musical corta)
Reza un viejo dicho: “La práctica hace al maestro”, y quizás en dos disciplinas toma particular fuerza este dicho, en la gimnasia y en la matemática, todos hemos visto a un gimnasta olímpico desarrollar proezas extremas en un trapecio, unas anillas, una barra simple o barras paralelas, y nos causa admiración, pero cuando vemos a alguien desarrollar un cálculo o conjetura matemática haciendo uso de un avanzado raciocinio ya no nos causa admiración, por el contrario creemos que es un tema ajeno a nosotros y que es mejor sacarlo de nuestras vidas ya que no nos es útil.
Una cosa es cierta, y es que ese científico avanzado que vemos ahí, lleva entrenando su mente quizás el mismo tiempo que el gimnasta lleva entrenando su cuerpo y tanto el uno como el otro han adquirido destrezas propias de su disciplina, porque se ejercitan a diario, un paralelismo que también aplica en este caso es que así como nadie adquiere masa muscular viendo a otro haciendo ejercicio, tampoco nadie se hace diestro en el manejo de los números viendo a otro hacer cálculos.
Y un paralelismo más, así como en muchas ocasiones nos da pereza levantarnos y hacer ejercicio también nos da pereza despertar a nuestro cerebro y ejercitarlo, sobre todo porque creemos que no somos buenos en matemáticas, si somos buenos, pero nos falta hacer ejercicio matemático.
Pero mas importante que todo lo que he dicho, hay un mensaje que he querido dejar el día de hoy y tiene que ver con la actitud hacia las matemáticas, no creamos que son cosas de otros, que eso no va con nosotros y sobre todo no las despreciemos, ellas están ahí para ayudarnos aunque nosotros hablemos mal de ellas, y enseñemos a los menores a amarlas ya a comprenderlas son las matemáticas las que han labrado un gran presente como es el que tenemos hoy y las que nos permitirán construir un futuro mejor.