Primero la denuncia sorpresiva del fiscal, para intentar terminar o herir de gravedad, al gobierno de Cristina Fernández en un año electoral. Y cuatro días después, la muerte que un sector utilizó para demonizar a la Argentina 2003-2015.
El rol de los servicios de Inteligencia, las embajadas de Estados Unidos e Israel, los fondos buitres y la historia ficcional escrita por la prensa hegemónica local.