Esta semana, nos metemos de lleno en una historia real que hace que copiar con chuleta parezca un acto de ética pura. Un revisor académico le pasa una tesis a una IA generativa para que la lea, la resuma… y la puntúe. Spoiler: alguien le coló un mensaje oculto a la máquina pidiéndole que pusiera un 10. Y lo hizo. Sin rechistar.
¿Estamos delegando demasiado en herramientas que no entienden nada? ¿Es pereza, fe ciega en la tecnología… o simplemente irresponsabilidad con doctorado?
Un episodio para preguntarse: si ni tú te lees lo que evalúas, ¿qué estás haciendo con tu vida académica?