El Evangelio de este domingo es una invitación a la vigilancia. Una serie de imperativos tratarán de acercarnos al asombro de esta espera: “levantaos, alzad la cabeza, tened cuidado, estad despiertos, manteneos en pie”.
Vale la pena escuchar ese grito de nuestro corazón que continuamente nos reclama el milagro de una novedad que no caduque, y reconocer que Alguien, como ningún otro y para siempre jamás, tomó en serio ese grito, abrazó el grito del corazón humano, de mi corazón, pudiendo desde entonces volver a estrenar esperanzas y brindar felicidades.
El adviento cristiano siempre es recordar a Aquel que vino ya, es acoger su venida incesantemente presente, y por último es prepararnos al día de su vuelta prometida.
…Este es el tiempo que nos prepara a la celebración de la Navidad cristiana. Levantémonos, despertemos. Es posible una novedad, que no dependa… de unas fechas pactadas, sino de algo que ha sucedido, de alguien que está entre nosotros. Feliz año nuevo, feliz vida nueva.